3 de mayo de 2013

Entre brumas

"Flying Dutchman" de Albert Pinkham Ryder (Smithsonian)
Me queda muy claro que trabajé sin parar tres años y cinco meses en mi tesis doctoral. Leí montones, hice investigación en archivos, aprendí sobre historia política, del vestido, y religiosa. Me dí cuenta que era más políglota de lo que me imaginaba y que soy capaz de leer idiomas que no suponía que sabía. Hice consultas vía electrónica que llegaron a muchos países. En breve, escribí una tesis doctoral que ya aparece en línea para aquellos que tienen acceso a los archivos bibliotecarios.

El martes pasado entregué la última versión a la oficina de estudios graduados en mi universidad y ahora sí, tengo un doctorado. Desde el momento en que defendí me sentí más ligera: no sólo se trataba de terminar ese proceso, también podía ponerme al día en todas las cosas que tenía pendientes. Aunque, la verdad sea dicha, sólo he tenido la oportunidad de devolver una cantidad de libros a la biblioteca de la universidad y viajar a México para poner en orden algunos asuntos administrativos.

Hoy, sentada en un café en Corvallis, muerta de cansancio porque dormí apenas cuatro horas y media, me siento entre brumas por el cansancio acumulado en todos estos años. Además, me siento entre brumas porque aún no he llegado a poner los pies en la tierra: aún no encuentro empleo definitivo, mis proyectos de investigación (que se basan en mi tesis) están suspendidos por el momento, no tengo claro hacia dónde voy.

Entre brumas, como un buque a la deriva... entre brumas.

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