25 de mayo de 2013

¿Academia lúdica?: Un manifiesto personal

"Academia" según la primer acepción en el Diccionario de la lengua española es una palabra femenina que proviene del latín academĭa, y este del griego ᾿Ακαδημία. Academia es "[una] sociedad científica, literaria o artística establecida con autoridad pública". La primera vez que fue utilizada en castellano (al parecer) es en la cuarta parte de la General Estoria de Alfonso X (c.1280). Sin duda, desde sus inicios esta palabra ha estado asociada a filósofos y "altos saberes" pues Platón así llamó a su escuela filosófica. En el siglo XVI  empezó a utilizarse, en prácticamente todos los idiomas europeos, como referencia a una "sociedad o institución para el cultivo y promoción de la literatura, las artes y las ciencias, o alguna rama de ellas" ("Academy" 3a. Oxford English Dictionary). Para el siglo XVIII, la relación entre universidad y academia quedó más que establecida.

Volvamos un momento a Platón y su academia (aparentemente así llamada porque estaba ubicada en los terrenos de un tal Academos), me gustaría que pensáramos en cuáles eran los planteamientos de esta escuela. La primera forma de dialéctica proviene de Platón quien, a través de sus diálogos (las palabras de dos personas, no necesariamente contrapuestas), expone lo que considera el significado profundo de una serie de temas. Sin embargo, la academia (en el sentido más moderno) abandonó dichas prácticas dialógicas para volverse una institución altamente jerarquizada en donde el flujo de pensamiento (y el poder, no olvidemos a Francis Bacon y su scientia potentia est, y a Michel Foucault) se volvió vertical.

Sin embargo, ejercicios como el de BABEL (un colectivo post-institucional no jerárquico sin líderes ni seguidores dedicado al cultivo de una convivencia consciente con otros que trabajan en/dentro de las ruinosas torres de la universidad post-histórica) no son nuevos pero aún causan reacciones entre los miembros más rígidos de múltiples asociaciones educativas.

Permítanme darles un ejemplo que recientemente viví en Kalamazoo. Estábamos reunidos, a la hora de la comida, unos cuantos estudiosos de la épica medieval (principalmente francesa pero también italiana y castellana). Esta sociedad internacional, debo agregar para dar un poco de trasfondo, fue fundada en 1955 y tiene 11 ramales. Uno de los integrantes de la sociedad propuso, para la conferencia del año que viene, un panel en el que nos aproximáramos lúdicamente a un texto que no conozcamos bien. Varios de los integrantes más jóvenes nos mostramos encantados al respecto, pues qué mejor que jugar con el saber en un entorno polifónico y heteroglósico. Es más, pensamos en estudiar un texto periférico que haya sido poco leído, dando así la oportunidad a nuevas lecturas y perspectivas. Evidentemente, hubo una reacción por parte de quienes aún sienten que el saber debe ser pétreo y no mostrar fisuras.

No estoy segura que toda esta diatriba tenga mucho sentido para aquellos que se encuentran alejados de estos menesteres, pero precisamente esa lejanía es la que causa en mí y en otros el deseo de jugar con el saber. Algunos lo hacen sólo por el placer lúdico en sí, como es evidente en corrientes como la ontología orientada a los objetos (OOO) y el colectivo BABEL, antes mencionado. El problema que yo veo en estas corrientes es la perpetuación de la lejanía con el "resto de los mortales" que llevó a la construcción y destrucción de la torre de Babel (para regresar a la mítica figura que utiliza el colectivo). Otros, en cambio, han buscado la socialización del saber en el entendimiento que cuantos más detenten una u otra forma de conocimiento, el poder estará en manos de mayor cantidad de personas.

Personalmente, creo que es importante el estudio de la literatura medieval y "renacentista" porque nos permite entender una infinidad de procesos sociales y culturales actuales. De hecho, la mayoría de los medievalistas no estudian lo que se consideraría, en el siglo XII o XIII, "alta cultura" (por llamarle de alguna manera a lo que no es cultura popular). Casi todos nosotros estudiamos textos que equivalen a los libros de cómics de finales del siglo pasado o los programas de televisión a partir de los setentas. Sólo unos cuantos medievalistas estudian a los grandes filósofos y teólogos, geógrafos y enciclopedistas, aunque todos hemos leído aunque sea en parte estos trabajos. ¿Por qué, entonces, tratar de ponernos en un pedestal y emitir discursos que son ilegibles? ¿A quién beneficia eso? ¿Por qué no hacer un esfuerzo por hacer una conexión con quienes no ven, porque quizá nunca tuvieron esa oportunidad, la importancia que tiene Carlomagno cuando se le compara con Rambo, por ejemplo?

Es ese tipo de academia a la que yo quisiera pertenecer, una que se pueda incluir también en conferencias como la organizada por la PCA/ACA (Popular Culture Association) en los Estados Unidos. Digo esto porque me queda claro que la cultura popular, sea actual o pasada, es una forma de expresión que amerita un estudio comparativo (diacrónico, que le llaman) además de considerar la relación de la cultura con su entorno político y social.

14 de mayo de 2013

Periplos y encuentros

Una vez más vino el momento de participar en nuestro peregrinaje anual a Kalamazoo. Sin embargo, esta ocasión mi plan de viaje incluyó, a la manera del viaje a Itaca que escribió Constantino Kavafis, la visita a otros lugares en camino a y de regreso de mi destino. Esta entrada es, pues, un breve recuento de estas últimas dos semanas como recordatorio para mí misma y para satisfacer la curiosidad de mis lectores.
Inicié mis aventuras con un contratiempo. Iba yo a viajar la noche de un jueves con destino inicial a Portland en donde mi vástago me recogería para ir a Corvallis (en el estado de Oregon). Lamentablemente compré un boleto con una línea aérea que nunca jamás me transportará después de lo sucedido. Spirit canceló el viaje aduciendo problemas climáticos (y juro que, por más que busqué dichos problemas en todos los Estados Unidos, fui incapaz de encontrar razón alguna para hacer tal cancelación). Desde luego nos devolvieron el dinero del pasaje pero tuve que comprar un boleto mucho más caro para la mañana siguiente en otra línea aérea.

Mi estancia en Corvallis se debió a la celebración prematura del día de las madres en la universidad en donde mi hija estudia. Todo el fin de semana estuvo lleno de actividades celebratorias aunque mi hija y yo sólo acudimos a un par de ella: un taller de joyería con materiales reciclados y un mercado "sobre ruedas" de artesanías modernas. Además, aprovechando la visita, mi hija me acompañó a concluir mi ritual doctoral privado que ahora llevo grabado en la piel (mi tatuaje es una versión de la imagen que uso en mi perfil en este sitio).

Librería Powell's (la foto no es mía).
El último día fuimos a Portland, en donde aprovechamos para ir a una de las librerías más maravillosas en los Estados Unidos: Powell's (la otra es The Strand, en Nueva York). Yo no compré nada para mí, pues sabía que la venta de libros en Kalamazoo ofrecería suficientes tentaciones para mi bolsillo. Mi hija, en cambio, aprovechó para comprar dos libros que le interesaban. Finalmente, fuimos a mi destino temporal, casa de una querida amiga en donde yo pasaría la noche antes de emprender hacia el este.

Así, la mañana siguiente partí hacia Illinois... uno de los estados más llanos en este país. Llegué a Chicago y renté un auto, pues la movilidad fue parte esencial en mi semana y media en esta área. Aproveché para ver a mi amiga Jennie, que vive a una hora de la ciudad, y me quedé dos días allí. Además de verla, disfruté montones una caminata por uno de los parques estatales. De hecho, vi tres venados en una de nuestras caminatas (en Perry Trails). Como había amenaza de clima frío, fuimos de compras, pero sinceramente creo que no me tomé en serio la amenaza y sólo compré una camiseta de manga larga... y lo pagué después.

De allí manejé hasta Kalamazoo... a donde llegué cuando la lluvia empezaba a caer. La conferencia no comenzaba sino hasta el día siguiente (el jueves), así que me reuní con algunas colegas y tuvimos la oportunidad de ir a cenar. Siguieron tres días enteros de sesiones y reuniones, encuentros con conocidos y nuevas personas. Sin duda, fueron tres días muy productivos y estimulantes (también por el frío, he de agregar). Finalmente llegó el domingo, día de dejar Kalamazoo y viajar hacia Chicago (porque dejé a una amiga en el aeropuerto), de allí a Bartlett (a dejar a otra amiga en casa de su padre) y finalmente llegar a Elgin.

Field Museum en Chicago (la foto no es mía).
Elgin está ubicado hacia el noroeste de Chicago, a una hora del centro. En realidad ya no podría decirse que es un suburbio sino un pueblo separado. La región es especialmente hermosa pues esta época todo está verde y los árboles empiezan a florecer. Además, está llena de pequeñas lagunas y algunos ríos. Sin embargo, a primera hora el lunes, fui hasta Chicago pues tenía reunión en el Field Museum. Claro está que elegí el camino menos transitado, el tráfico en las carreteras es lo menos indicado una mañana de lunes, así que terminé tardando más en llegar (dos horas en total), pero vi Chinatown, Cicero y el corredor industrial que están en la zona sur de la ciudad (y que nadie visita, desde luego).

El martes, en cambio, no manejé. Por la tarde, cuando mi amiga regresó del trabajo fuimos a caminar junto al río por un rato y luego paseamos en auto. Pasamos por St. Charles y en Geneva nos estacionamos, caminamos un poco y cenamos en un restaurant japonés. La verdad que esta región es muy bonita, aunque el día de hoy hace calor... y ya mañana regresaré a casa. Este fue mi largo viaje, de lo más merecido, pues he concluido por fin el doctorado.

3 de mayo de 2013

Entre brumas

"Flying Dutchman" de Albert Pinkham Ryder (Smithsonian)
Me queda muy claro que trabajé sin parar tres años y cinco meses en mi tesis doctoral. Leí montones, hice investigación en archivos, aprendí sobre historia política, del vestido, y religiosa. Me dí cuenta que era más políglota de lo que me imaginaba y que soy capaz de leer idiomas que no suponía que sabía. Hice consultas vía electrónica que llegaron a muchos países. En breve, escribí una tesis doctoral que ya aparece en línea para aquellos que tienen acceso a los archivos bibliotecarios.

El martes pasado entregué la última versión a la oficina de estudios graduados en mi universidad y ahora sí, tengo un doctorado. Desde el momento en que defendí me sentí más ligera: no sólo se trataba de terminar ese proceso, también podía ponerme al día en todas las cosas que tenía pendientes. Aunque, la verdad sea dicha, sólo he tenido la oportunidad de devolver una cantidad de libros a la biblioteca de la universidad y viajar a México para poner en orden algunos asuntos administrativos.

Hoy, sentada en un café en Corvallis, muerta de cansancio porque dormí apenas cuatro horas y media, me siento entre brumas por el cansancio acumulado en todos estos años. Además, me siento entre brumas porque aún no he llegado a poner los pies en la tierra: aún no encuentro empleo definitivo, mis proyectos de investigación (que se basan en mi tesis) están suspendidos por el momento, no tengo claro hacia dónde voy.

Entre brumas, como un buque a la deriva... entre brumas.

29 de abril de 2013

Una semana después...

Me hablaron de depresión post-parto. Me dijeron que me sentiría perdida. Me comentaron que tendría sentimientos encontrados sobre sentirme sobreprotectora de mi trabajo, por un lado, pero por otro no querría saber nada más de él. Me contaron de la sensación de vacío una vez que defendiera la tesis doctoral. Y, a pesar de lo escuchado, no pasa aún nada de eso. Me siento satisfecha de mi trabajo, no siento la necesidad de revisar obsesivamente lo ya hecho, ya entregué la tesis y la defendí. Esa puerta ha quedado cerrada.

No me siento perdida ni angustiada. Las cosas se irán encaminando... poco a poco. Por ahora tengo otras cosas que hacer que había dejado de lado debido a todos mis pendientes anteriores. La verdad, siento una enorme sensación de libertad y no me avergüenza admitirlo.

Ahora bien, se aproxima nuestra peregrinación anual a Kalamazoo y veré a muchos conocidos y amigos. Serán días de fiesta académica, días de participar en conversaciones estimulantes. Será por eso que no me siento vacía, porque frente a mí hay muchas cosas que me gusta hacer.

17 de abril de 2013

48 horas más

Sólo quedan cuarenta y ocho horas. Después de eso, me sentaré junto con mi comité doctoral a discutir mi tesis y el camino que quiero seguir con la investigación involucrada en ese proceso. Hablaré con ellos de lo ya escrito y lo que planeo hacer. Escucharé sus recomendaciones y sus comentarios, seguramente me harán preguntas sobre lo ya escrito y lo que debería ampliar para incluir en el libro.

Mi estado de relativa calma me parece sorpresivo. Sin embargo, ya no hay nada que pueda hacer ahora, ellos tienen la última versión de todo el documento. Son cerca de trescientas páginas (incluyendo la bibliografía) de las cuales no espero que lean todas. Leerán la introducción y quizá algún capítulo. Posiblemente el epílogo. Hojareán el resto, dependiendo qué les llamó la atención en la introducción.

He preparado un breve discurso inicial, que les agradece su colaboración en el proceso. Luego planteo muy brevemente qué hice y qué quiero hacer a partir de este proyecto. Les solicito, finalmente, que por última vez (de manera formal) me ofrezcan retroalimentación. Sé que alguno de ellos seguirá estando dispuesto a ayudarme a pensar en cómo hacer dos artículos para ser publicados. Incluso, podría ser mi propia asesora, pero eso no lo podría asegurar.

Así, dejo de ser una postulante para ser una doctora... y no puedo quitarme de la cabeza el dicho ese, "scio me nescire". Cuanto más leo y estudio, más preguntas tengo y más quiero saber. En breve, pasaré al siguiente rango, sin que eso me haga más sabia solamente me hace más leída.

4 de abril de 2013

En la sala de espera

Fotografìa de Luis Felipe Salas
Hace algunos años, no recuerdo cuántos, mi hermana y yo hablábamos del fenómeno psico-social de las salas de espera. Realmente tampoco tengo clara en la memoria la razón por la que hablábamos de ello, pero me acuerdo bien de haber mencionado que se genera una situación de unión temporal que pareciera intensa. Esta circunstancia es similar a la que se da en el avión en un viaje largo, sobre todo cuando uno empieza una conversación con el vecino de asiento. Es más, es poco frecuente que uno mantenga los vínculos establecidos en estas situaciones temporales.

La estancia en un programa doctoral es similar a una prolongada permanencia en una sala de espera, sobre todo cuando los estudiantes son extranjeros y volverán a su país al concluir los estudios. De hecho, en los Estados Unidos, en donde la gente tiende a trasladarse del lugar en donde nace para estudiar en otra ciudad y, de allí, se muda a trabajar a algún otro lado, esta experiencia es particularmente intensa. Digamos que antes de llegar a San Diego yo no había vivido esto, puesto que al terminar la universidad pude mantenerme en contacto con mis compañeros y compañeras. Todos vivíamos en la ciudad de México.

La meta-experiencia en este proceso doctoral se intensifica y multiplica cuando uno ha terminado la escritura de la tesis y el momento de la defensa. Estoy en una sala de espera dentro de otra sala de espera. Estoy a la espera de algo que no puedo imaginar, que trato de alcanzar. Espero obtener un trabajo en la academia, como profesora asistente (visitante o definitiva) o en un pos-doctorado. Pero mientras tengo que esperar en la sala de espera que está en otra sala de espera más grande.

¿Qué se puede hacer en esta concatenación de esperas? Por lo pronto, sigo haciendo solicitudes de empleo (que cada vez hay menos, pues la "temporada de caza" casi ha concluido). He vuelto a hacer ejercicio y hoy debería ir a caminar, por lo menos. Tengo finalmente tiempo para leer cosas que me interesan y no están directamente relacionadas con la tesis. En fin, es como tener un fin de semana largo en medio de la tormenta... es una sala de espera.

25 de marzo de 2013

Y así fue...

Seder (Fuente: British Library MS Additional 14761, fol 28v)
Hoy, finalmente, terminé de calificar los últimos ensayos de la última clase en que seré ayudante en la Universidad de California, San Diego. Me siento mucho más contenta de lo que me imaginaba. De hecho, me dediqué seis horas completas a verificar los derechos de autor de las diecisiete imágenes que tengo en la tesis doctoral. Seis horas sin parar, no lo puedo creer. Qué felicidad más grande.

Ahora, será hora de festejar la Pascua judía.

Jag sameaj a todos.

18 de marzo de 2013

De partos y post-partos

Finalmente llegó el día en que ya no escribo ni reviso mi tesis. Está terminada, por lo menos hasta recibir los comentarios de mi comité durante la defensa. No sé cómo me siento, todavía. Por una parte estoy muy contenta y me siento muy satisfecha de haber hecho lo que debía. Me gusta el resultado y eso es lo importante. Por otra parte, estoy agotada. Llevo demasiados años trabajando en el mismo proyecto sin parar. No estoy triste, ni me siento vacía.

Claro que todavía tengo que calificar los exámenes finales de los estudiantes que tuve este trimestre... y calificar los ensayos de la clase en que fui lectora. Y tengo un congreso este fin de semana en donde presento una parte de la tesis... y mandé otra parte como ponencia a otro congreso más (que tiene lugar en enero de 2014). No, supongo que no me he quedado "vacía" sino con un poco más de tiempo para hacer lo que tengo ganas... y seguir haciendo solicitudes de empleo porque, al final de cuentas, este es un proceso larguísimo.

Tengo todo un mes para calificar y limpiar la casa, descansar un poco y prepararme para la defensa. En realidad, me siento como niña con juguete nuevo.

13 de marzo de 2013

Querido Papá

se acerca tu cumpleaños y pienso en tí, como todos los años. Aunque, siendo sincera, te pienso muy seguido. Pero las fechas importantes, los eventos vitales, los cambios en la vida, todas esas cosas me hacen detenerme y tener ganas de platicarte.

Y ahora, que se acerca tu cumpleaños y estoy por defender la tesis doctoral, quisiera contarte tantas cosas. Quizá después será mejor, para platicarte de la defensa y de los nervios que sentí antes. Lo importante es que por fin llegó el momento y dejaré de ser estudiante.

Gracias, papá, por enseñarme que la literatura me permitía ver mundos que no podría ver con mis propios ojos. Creo que tú sabías bien de lo que hablabas y me abriste una puerta enorme.

¡Gracias!

2 de marzo de 2013

Modelos de escritura

Ya todos los que me conocen saben bien que estoy en proceso de terminar la tesis doctoral. He escrito cuatro capítulos, un epílogo y un apéndice. Estoy ahora escribiendo la introducción. Bueno... tengo cientos de notas escritas para la introducción, pero la introducción en sí me está resultando mucho más difícil que escribir un capítulo cualquiera. ¿Por qué?

Primero que nada, la introducción no tiene la misma estructura que un capítulo. A diferencia de estos, la introducción menciona los temas en común que tienen los capítulos y ofrece una visión de estos temas como algo organizado. Pero eso no es todo. La introducción comienza con un párrafo que ayuda a los lectores a conectarse con el tema global y establece los primeros parámetros de la tesis completa. Es decir, este primer párrafo termina con un planteamiento explícito de cuál es la propuesta teórica que uno hace a través de TODA la tesis.

Después de eso, la introducción incluye una "genealogía" académica en la que se inserta la tesis. Es decir, esta parte cuenta cuál es la situación actual en el estudio del tema específico y cómo el trabajo de uno está relacionado con lo hecho anteriormente (ya sea que uno se base en ciertos planteamientos, encuentre posturas diferentes, o construya a partir de las preguntas aún no respondidas).

Imagino que sigue un párrafo que dice qué hace la tesis y cómo lo hace, o como se llamaría en las ciencias "la metodología". En algunas ciencias sociales es en donde se pone la perspectiva personal, la relación de uno como individuo ante esta problemática específica. Esta sección también requiere, por lo mismo, la definición de los problemas y los términos que se usan en la tesis. También aquí es necesario establecer (por lo menos en mi caso) al corpus de literatura y el periodo al que uno se refiere.

Luego seguirá los párrafos que explican cada uno de los capítulos, para terminar con las limitaciones a este estudio y las consideraciones especiales (como la elección específica de un idioma para hacer algo).

Suena fácil, pero tengo tanto que decir y no sé todavía qué debo callar... porque así es esto, uno modela su escritura según el tipo de escrito que hace.

¿Tienes alguna recomendación más para mi introducción?

24 de febrero de 2013

Intertextualidad y radicularidad

Palimpsesto georgiano del siglo V o VI.
Lo que sigue es un primer borrador de mi justificación teórica para la elección de ciertos términos (y por lo mismo, metodologías) en mi tesis doctoral. Debido a que estudio varias versiones de un romance de caballería, encuentro ciertas dificultades.

Para hablar de un texto que presenta múltiples versiones, ya sea prosificaciones o traducciones, que ha sido retomado en muchas ocasiones con diferentes objetivos, uno se encuentra con un problema semántico. Suzanne Conklin Akbari estudia, en su Idols in the East (2009), algunas de las mismas traducciones o adaptaciones del Fierabras. Akbari he decidido seguir a Iain Macleod Higgins quien, en su Writing East: The "Travels" of Sir John Mandeville (1997), usa el término "isótopo" para referirse a la red textual del libro de John Mandeville. Aunque esta idea pareciera funcionar para mostrar la multiplicidad textual, no sirve para entender la genealogía textual, por llamarla de alguna forma. Usar "isótopo" como lo hacen Akbari y  Higgins es inútil para representar las variantes textuales de Fierabras. Proveniente de la química, la noción hace pensar que todas las adaptaciones, traducciones y prosificaciones son similares o, por lo menos, equivalentes. La definición que nos ofrece el Diccionario de la lengua española es suficiente muestra: "Todos los isotopos de un elemento ocupan el mismo lugar en la tabla periódica y poseen las mismas propiedades químicas."

Otros estudiosos de las vertientes de Fierabras se refieren al stemma, idea que se basa en el árbol genealógico de un texto. Karl Lachmann desarrolló este concepto en relación al estudio ecdótico de los manuscritos (en particular, a los Nibelungos y del Nuevo Testamento) y busca un arquetipo a partir del cual se pueden jerarquizar las diversas versiones (recensio y emendatio). En el caso que me ocupa (Fierabras en varias de las traducciones, adaptaciones, menciones y prosificaciones) no funciona este modelo debido a la larga historia manuscrita y textual del Fierabras. Es complicado establecer un diagrama (un stemma) que realmente refleje las modificaciones y las "contaminaciones" que se dieron desde el siglo XII hasta la actualidad.

Por ello, acudo a los filósofos, psicoanalistas y lingüistas que han intentado definir el funcionamiento de la intertextualidad. Comencemos con Gilles Deleuze y Félix Guattari, que en su introducción a Mil mesetas (Mille Plateaux, en francés) hablan de los rizomas. El planteamiento que hacen es arborescente, en donde el primer tiempo es el "libro-raíz" (11). Agregan Deleuze y Guattari que este "es el libro clásico" que imita al mundo (11). La segunda figura del libro es la raicilla, en que "se va injertando una multiplicidad inmediata" (12). Los autores buscan evitar la linealidad, llegando entonces a la idea del rizoma que equivale a un "tronco subterráneo" (14). El problema para la utilización de tal concepto es que en un rizoma está conectado con todo, pues "no dejaría de conectar eslabones semióticos, organizaciones de poder, coyunturas remitiendo a las artes" y demás (16). Son estos assamblages (ensamblajes, por llamarlos de alguna manera) que dificultan la concepción rizomática del texto.

He preferido el uso de los términos hipotextual e hipertextual, que son una adaptación del término "hipertexto" desarrollado por Ted Nelson en relación a la internet. Nelson comenta que "the word 'hypertext' has become generally accepted for branching and responding text" (en Literary Machines). Pero en realidad se refiere a bloques de texto que están hipervinculados electrónicamente. Gerard Genette también utiliza estos términos pero de diferente manera. Es a partir del trabajo de este último que yo baso mi genealogía textual.

Quisiera que pensáramos en Fierabras como una red textual, que funciona en dos niveles. Primero, como un sistema de referencia intertextual, es decir, en relación a otros libros e historias más allá de los eventos contenidos en las variantes textuales de este relato. Es este nivel el que me permite leer las condiciones sociopolíticas que se reflejan en, digamos, la traducción castellana o en la adaptación en inglés medio de Fierabras. El otro nivel es un sistema genealógico, digamos, a través del cual podemos entender cómo se conecta la versión provenzal en verso con la prosificación de Jehan Bagnyon y ésta con la adaptación de Nicolás de Piemonte.

Obras citadas
 Deleuze, Gilles y Félix Guattari. Rizoma: Introducción. México: Ediciones Coyoacán, 2004. Impreso.

19 de febrero de 2013

Aquí sigo...

http://blog.rtve.es/.a/6a014e6089cbd5970c017c32b680ab970b-800wia punto de terminar la tesis, sólo necesito pulir la introducción y darle una revisada a todo el documento.

Se siente extraño. De repente, frente a mí, se abre un enorme vacío. Por primera vez me doy cuenta que esta ruta cambia radicalmente. Ya no seré estudiante. La vida real vuelve a comenzar a partir de aquí y me he olvidado lo que significa eso de "la vida real".

Y, me pregunto, por qué siento tanto miedo... qué es lo que dejo atrás a lo que me aferro. Qué temo encontrar adelante... o es precisamente que no sé qué hay en el futuro que tanto me altera. Es como saltar al vacío, sí. Eso es lo que siento.

Como sea, sé que a final de cuentas todo valió la pena. He pasado 9 años haciendo dos posgrados (una maestría y un doctorado). He aprendido muchísimas cosas y desaprendido otras. Conocí gente maravillosa y alguna otra terrible. Porque sí, así es la vida.

3 de febrero de 2013

Feliz cumpleaños, hijito


La vida se pasa rápido, ¿verdad? Muy rápido. Parece que fue ayer que estaba en el hospital esperando tu llegada y han pasado tantas cosas, buenas y malas. Muchas cosas, hijo querido.

Tu hermana es una adulta joven. Déjame que te cuente que es una mujer inteligente y dulce. Aunque a veces se pierde en el camino, lo retoma con facilidad. Es muy guapa, pero eso ya lo sabes. Bueno, quizá no lo recuerdes.

Yo estoy por terminar el doctorado y nunca voy a dejar de aprender. Me hubiera gustado poder compartir contigo mis cuentos de gigantes y princesas, de castillos y caballeros. Seguramente te divertirían mucho.

Tu abuela está bien, fuerte a pesar de que ella no lo crea. Es como un roble, pero los vientos le hacen perder algunas hojas.

Tu tía también está bien. Y sí, a ella no la conociste. A ella le encantan los gatos, si vieras... y tejer... y bailar... y cantar.

Como mañana es tu cumpleaños, me voy a comer un pastelito por tí. Espero que te guste el chocolate... te quiero, m'ijo. Te quiero mucho y te extraño.

Homo sedentem

¿Alguna vez te has preguntado, querido(a) lector(a), en qué nos diferenciamos del homo erectus?
Remedios Varo, Presencia inquietante (1959)

El ser humano en el siglo XXI ha dejado de ser un hombre erguido. Quizá hace unas décadas aún vivíamos según ese apelativo. Ahora, después de haber estado tres días en una maravillosa conferencia (y no me malinterpreten, de verdad que la pasé muy bien y aprendí mucho), me doy cuenta que la vida ha cambiado.

Digamos el día de hoy, como ejemplo de mi planteamiento. A las 8:45 de la mañana me senté dentro de mi automóvil para llegar de Pasadena a la Universidad de California en Los Ángeles. Después de media hora, llegué a mi destino, estacioné mi auto y caminé hasta el edificio en donde tenía lugar el seminario de hoy. A las 10 de la mañana ya estábamos todos sentados...

y seguimos sentados hasta la 1 y media, cuando tuvimos una pausa para comer algo. Nadie siquiera pensó en sentarse a comer, pues el día todavía nos ofrecería suficientes oportunidades para ello. Pero 45 minutos después volvimos a estar sentados. Finalmente, a las 5 y media de la tarde, nos levantamos nuevamente de nuestros asientos.

Lamento informarte, lector(a), que caminé hasta mi coche y manejé dos horas hasta San Diego. Evidentemente nadie ha inventado una forma de transporte individual en donde el conductor pueda estar de pie.

No voy a hacer las cuentas, pero me quedaba clarísimo hoy, mientras escuchaba las conversaciones dentro del seminario que hemos dejado de ser el humanoide erguido para ser el humanoide sedente. Por suerte mis días normales no son así, pues practico la caminata a campus traviesa.

23 de enero de 2013

Las vueltas que da la vida...

o, quién iba a decirlo.

Hace mucho escribí una entrada sobre Floripes. Estaba escribiendo entonces la primer versión del tercer capítulo de mi tesis doctoral, que versa sobre conversión e identidad. En cierto momento tomé la decisión que no podía yo cubrir las tres conversiones más importantes en Historia del emperador Carlo Magno y los doce pares de Francia (traducido del francés al castellano y publicado en 1521 por primera vez, hasta donde sabemos en este momento). Originalmente pensé que lo más adecuado era tomar la conversión de Balán como la muestra de la obstinación religiosa o, por decirlo de otra manera, la persistencia de las creencias cuando no hay catequización ni deseo de cambio. Por otro lado, consideré que escribir sobre Fierabrás era especialmente importante pues su conversión, por lo menos en la versión de Nicolás de Piemonte, no sólo obedece a ser vencido en una batalla contra Oliveros. Fierabrás recibe alguna forma de instrucción religiosa a lo largo de la narración y, además, se vuelve ahijado de Carlo Magno, el duque Regner y Roldán cuando es bautizado.

Por ello, Floripes quedaba de lado. Mi lógica, entonces, me indicaba que la princesa sarracena que se convierte por amor era un lugar común en la literatura medieval. No pensé que estudiarla más de cerca me serviría para el argumento que sostengo en mi capítulo: el relato de Nicolás de Piemonte nos permite entender la identidad racial versus religiosa a finales de la Edad Media, pues ofrece una perspectiva "desde adentro" del proceso de conversión. Esta perspectiva es nueva en la literatura que trata del encuentro del Islam y la Cristiandad, aunque luego reaparece quizá muy idealizada, en la llamada "novela morisca" (que es posterior a este texto que yo estudio).

Pero, al empezar a hacerle revisiones al capítulo me di cuenta que era mucho mejor hablar de los hermanos, pues en Historia del emperador Carlo Magno... el proceso de Floripes antes de llegar a ser bautizada dista mucho de la fuente que sigue Piemonte. Floripes es indoctrinada en varias ocasiones por los famosos pares de Francia y no se convierte sólo por el amor de Guy. Así es que, debo aquí dejar constancia que la princesa Floripes ya no está triste. Es parte de mi tesis y yo le doy "carpetazo," como dicen en México, al asunto de la conversión de Fierbrás, Floripes y Balán.

Las pasiones del alfiletero

No hace falta conocerme demasiado para saber que soy una cobarde cuando se trata de dolor físico. Pero, por si no lo sabían, le tengo terror a todo lo que causa dolor. De niña, cuentan las malas lenguas, para ponerme una inyección se necesitaban tres personas... y lo peor de todo es que yo sufría de amigdalitis casi crónica, por lo que me daban penicilina con mucha frecuencia.

De tatuajes ni hablemos, porque el sólo pensar en pasar por la tortura de las agujas con tinta ya me siento desmayar. O las perforaciones varias que están tan de moda en todas partes, ya sea en cartílagos o piel. Yo, de imaginármelas me muero del horror.

Y sí, soy la misma persona que le teme tanto a las agujas, pero ahora resulta que disfruto enormemente la acupuntura. Bueno, no es que me guste que me usen de alfiletero. Lo que me encanta es el efecto que me causa el tratamiento. No puedo negar que la sesión de hoy me dejó algo adolorida, pues tenía los músculos de la espalda totalmente contracturados (sí, ya sé, es el famosísimo estrés, pero no es el momento para regañarme).

El día que yo pueda, me dedicaré a ser masajeada y atendida como princesa. Mientras, me someto a la acupuntura en espera de reducir los estragos que me produce tratar de terminar la tesis y todo lo demás que estoy haciendo.

¿Será que tendré alma de faquir?

17 de enero de 2013

No he desaparecido...

No he desaparecido,
no todavía, por lo menos.
Aquí sigo,
sobrevivo.

Como haiku, no cabe duda. Pero, la realidad más banal es que estoy trabajando mucho, a marchas forzadas. Quiero terminar la tesis doctoral ya, estoy enseñando una clase que requiere preparación porque incluye gramática, tengo que leer los materiales para otra clase en donde yo sólo califico los trabajos de los alumnos, encima de asistir como oyente a un seminario sobre filosofía política y colonialismo.

Lo bueno es que, con todo este torbellino de cosas, se me ocurren miles de cosas que quiero hacer como proyectos de investigación en un futuro próximo. Por suerte, no pierdo jamás el interés en cosas nuevas.

Así que, por ahora, mantendré un silencio casi total y ya volveré.

4 de enero de 2013

Nuevas viejas experiencias

Comienza el trimestre de invierno en la universidad, aunque las clases en sí arrancan el lunes que viene. A diferencia de otros inicios de nuevos ciclos, este es uno que he vivido muchas veces (19, para ser exactos) por lo que no tendría por qué hacerme sentir nerviosa. De hecho, no estoy preocupada por este reinicio de clases. Sin embargo, este es el último trimestre como alumna doctoral... el último.

Hacia el final del trimestre defenderé la tesis doctoral, daré un salto al vacío y lo demás será lo de menos. Eso es lo que me pone nerviosa, esta nueva vieja experiencia de saltar al vacío.