31 de diciembre de 2012

Comencemos un nuevo ciclo

No suelo hacer listas de resoluciones de año nuevo, porque esas listas se vuelven obligaciones que no puedo cumplir. Tengo suficiente experiencia en este ritual que sé que debo evitar esperar demasiado del "año nuevo" pero, al igual que Mafalda, me causa emoción un nuevo ciclo similar a un cuaderno nuevo. Sin embargo, mi experiencia también me indica que esta vez es un ciclo totalmente nuevo para mí.

Este año termino el doctorado y no volveré nunca más a estar formalmente en la posición de alumna. Ahora lo que queda es encontrar un lugar adecuado para hacer lo que más me gusta: enseñar y aprender, estudiar, leer, compartir ideas y conceptos. Este año dará inicio un nuevo ciclo en mi vida y eso, realmente, es mucho más emocionante que un cuaderno nuevo.

Te deseo, lector, que tu año nuevo sea un cuaderno hermoso en donde acumules notas de tus días y de tus noches. Que cada hoja de tu nuevo cuaderno contenga maravillosos momentos que quieras recordar para siempre.

29 de diciembre de 2012

Primeras 100

Con esta entrada a mi diario se cumplen las primeras 100... y pensar que comencé escribiendo sin saber bien qué quería yo decir. Tampoco es que lo tenga demasiado claro ahora, pero sé que de vez en cuando es necesario retornar al idioma natal, al medio que mejor nos funcione y ponerse a escribir. Han sido 100 entradas diversas, con temas desde vampiros y otros monstruos, hasta observaciones sobre la academia y otras monstruosidades.

Gracias, lector(a) por darme una razón para seguir escribiendo mi diario. Quizá, alguna vez, logre obtener realmente el título de condesa y no sólo recordar a mi padre haciéndome comer milanesas. Tal vez pueda en algún momento juntar todas las cosas que quiero decir sobre vampiros y hombres lobo, ponerlo entre dos tapas. Igual, puedo seguir soñando y pensando, escribiendo... porque esto es lo que me hace ser yo.

¡Gracias!

26 de diciembre de 2012

Pasatiempos académico

Entre todos los posibles pasatiempos, uno de mis favoritos es armar rompecabezas. Quizá sea una necesidad intelectual lograr que "las piezas queden en su lugar" lo que me lleva a disfrutar rompecabezas bi- o tridimensionales. Lo que me llama la atención el día de hoy es que estoy haciendo eso, armando rompecabezas: estoy terminando de reorganizar la información que tengo en mi capítulo en bloques específicos, para lograr que "las piezas queden en su lugar".

Un gran avance, sin duda, pues sólo me queda asegurarme de que mi argumentación sea clara... y presentar evidencia suficiente, sobre todo para una sección que no había considerado originalmente. Si no me equivoco, este capítulo estará listo antes de iniciar el nuevo trimestre.

Y, mientras tanto, sigo pensando qué tipo de clase me gustaría dar sobre literatura medieval ibérica. Encontré qué hacen algunos otros, pero esa no es mi opción favorita... esa pieza eventualmente también caerá en su sitio.

22 de diciembre de 2012

Pre-escritura y reflexión

Muy brevemente, escribo una nota como reflexión sobre mi proceso de toma de decisiones. Tras terminar una sección nueva que agregué a este capítulo (el último que modifico seriamente), estoy empezando a (re)escribir otra sección. En gran medida, lo que tengo que hacer es decidir si sigo escribiendo sobre Floripes o hablo sólo de Fierabras y luego, en la tercer sección, hablo de ambos.

Hablar únicamente de Fierabras me permite avanzar más rápido, pues ya lo tengo y sólo necesito hacer una reacomodación y resumen de una parte del material. Sin embargo, tengo la impresión que el caso de Floripes es aún mejor apoyo para mi argumento.

En fin, me queda claro que tengo que agregarla y dejarme de cosas... mientras, sigo revisando el borrador de un capítulo de una compañera.

18 de diciembre de 2012

Identidad y ambivalencia

El día de hoy tuve que pasar un rato en el consulado de mi país para sacar nuevamente mi pasaporte. En sí, este evento de manera tan aislada no implica nada. Por ello, déjenme que les cuente por qué me causa tanto conflicto.

Primero que nada, el consulado no queda en la ciudad en donde vivo, sino a dos horas de aquí (sin tráfico, pero cuatro o cinco si hubiera tráfico). Esto implica un mínimo de 4 horas en el auto, sin ninguna alternativa. Dejando de lado el gasto de combustible, estar 4 horas tras el volante no es lo que siento como prioridad en estos días.

Sigamos. Otro problema que se agrega a mi aventura consular es el hecho que las oficinas sólo están abiertas de 9 de la mañana a las 12 del mediodía. Es decir, hay que llegar temprano para hacer los trámites correspondientes para tener el pasaporte.

Tercero. Debido a la distancia/tiempo arriba mencionada y las limitaciones del horario, lo más conveniente es salir a las 6 de la mañana de mi casa para llegar al mentado consulado o, lo que suele implicar un gasto más, quedarse en un hotel la noche anterior.

Finalmente, por si no era suficiente lo anterior (y claro, el hecho de que ODIO hacer trámites) el famoso pasaporte sólo tiene un año de vigencia. Es un pasaporte de EMERGENCIA, que le llaman. No hay manera de sacar un pasaporte de mayor duración en una oficina consular. En otras palabras, tengo que ir una vez al año a hacer dicho trámite o volar cerca de 24 horas (y el equivalente a 1,500 dólares) para sacar el otro documento.

No crean que no me he preguntado por qué diablos no saco la ciudadanía norteamericana, ya que hace casi diez años que vivo en este país. Pero, al igual que me pasó después de muchos años de vivir en México, no logro convencerme de ser ciudadana dual. Y ahí, de repente, me doy cuenta por qué me parecen tan fascinantes Fierabras y su hermana, Floripes (los personajes centrales de Historia del emperador Carlo Magno y los doce pares de Francia... o sea, el texto principal en que se basa mi tesis doctoral).

Al igual que Fierabras y Floripes (y muchos expatriados y migrantes), mi identidad está asociada a una diversidad de elementos más allá del linaje. Mis costumbres alimenticias, mi forma de ataviarme y comportarme en sociedad, mis expresiones verbales y físicas me hacen un híbrido. No soy totalmente mexicana, ni argentina, ni norteamericana... y si pensáramos en linaje (u origen "racial" que le llaman acá), pues tampoco soy ucraniana, bretona o catalana. Cuando me piden que me identifique, es decir que me preguntan si soy "hispana" o "latina" no tengo más alternativa que contestar que sí lo soy... pero que soy blanca (caucásica). O digo que soy una "mujer de color [blanco]," para incluir en esta etiqueta mi intersticialidad y posición ideológica.

De manera similar a Fierabras, siento que mi pertenencia está dividida. Ojalá sólo fuera entre mi padre (musulmán, en el caso de Fierabras) y mi señor (cristiano, en el mismo caso), como le pasa a él. A mí no me queda tan clara la frontera, pues encima de todo soy judía conversa hija de un hombre que se autodenominaba "culturalmente judío" y una mujer que a veces se dice atea, pero que lee en ocasiones la revista Atalaya.

Me pregunto, ¿habrá alguien que no se perciba como un ente dividido entre multiplicidad de etiquetas aparentemente contradictorias? Dime, lector, ¿cómo te identificas tú?

17 de diciembre de 2012

Reacciones inesperadas

Hoy, por fin, me llegó el primer correo electrónico diciendo que no, gracias... Es una carta que usan siempre, como un formato que dice: "despite your excellent qualifications, other candidates have been chosen". Digamos que después de haber hecho un montón de solicitudes, evidentemente sabía que recibiría muchas de estas pero esta es la primera.

Lo que me sorprende es que no siento nada. No sé si será porque ya lo esperaba, si sabía que ese puesto no era del todo el perfecto y no estaba ilusionada. No sé. Pero allí no voy a trabajar, desde luego.

En fin, la vida sigue...

14 de diciembre de 2012

Monoteísmo vs. politeísmo imaginario

British Library, MS Egerton 3028 f. 64v.
Los textos medievales que estudio imaginan a los "sarracenos" como politeístas. Este elemento ha sido mencionado por muchísimos estudiosos del tema, entre los cuales quisiera destacar a Norman Daniel quien, en su Heroes and Saracens, comenta que estos musulmanes imaginarios tienen una anti-Trinidad (152).[1] Esta anti-Trinidad (con Mahound, Tervagant, Apollin y Jupiter como representantes principales de este panteón pagano) es contrapuesta a la Trinidad cristiana. Sin embargo, como bien sabemos, los musulmanes hacen especial énfasis que hay sólo un dios y Mohammed es su profeta. En esta entrada, que me sirve como borrador de una sección de mi disertación doctoral quisiera ahondar en las posibles respuestas a esta contraposición de monoteísmo y politeísmo en el medioevo, que sirve como base para la formación de los incipientes estados europeos.

De las tres religiones "del libro" o abrahámicas, tanto el judaísmo como el Islam tienen como base del credo que Dios es uno único. Ya lo dice el Shemá, "שְׁמַע יִשְׂרָאֵל יְהוָה אֱלֹהֵינוּ יְהוָה אֶחָד" [Shemá Yisrael, Adonai Eloeinu, Adonai Ejad; Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno]. Esta es, por excelencia, la declaración monoteísta en el judaísmo: "el Señor es Uno." El equivalente islámico es la shahada, que dice "lā ʾilāha ʾillā l-Lāh, Muḥammad rasūlu l-Lāh" [No hay más divinidad que Dios, Muhammad es el mensajero de Dios] (no puedo poner en letras árabes la shahada por alguna razón, lo lamento). Hay una única divinidad, indivisible, según estas dos religiones. En cambio, el credo cristiano dice (en la versión de Hernando de Talavera, en su Breve e muy provechosa doctrina christiana impresa en 1496),[2]
Creo en Dios padre todopoderoso: criador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo su hijo vn señor nuestro. Que fue concebido del espíritu santo. Y nascio de santa María virgen. Padecio so Poncio Pilato. Fue crucificado muerto et sepultado. Descendio a los infiernos. Al tercero dia resucito de entre los muertos. Subio a los cielos. esta assentado a la diestra de dios padre todopoderoso. Dende verna a juzgar los biuos et los muertos. Creo en el espíritu santo. Y la sancta yglesia catholica. La comunion de los santos. La remission de los peccados. La resurecion de la carne. y la vida perdurable. Amen. (énfasis mío)
Es justamente la Santísima Trinidad ("Dios padre todopoderoso," Jesucristo "un señor nuestro" y el espíritu santo) uno de los elementos que llevó a los musulmanes a acusar al cristianismo de ser una religión politeísta. La idea de que Dios era uno pero tres a la vez contraviene la lógica.

Sin embargo, como dice Richard Fletcher en un capítulo en que refiere las ansiedades causadas por las conversiones del cristianismo al judaísmo, en cierta medida y desde la perspectiva de cualquier lego, no había mayor diferencia entre estas dos prácticas religiosas: ambas tenían un día santo dedicado a la devoción, el culto se basaba en liturgia, rezos, cantos y sermones, además de tener exhortaciones y prohibiciones similares. Más aún, y regresando al punto central de mi argumento, Fletcher agrega que "desde el punto de vista del eclesiástico medieval sito en la cristiandad occidental, el enemigo real era el paganismo y su característica definitoria era el politeísmo" (301, mi traducción del inglés).[3] Así, para poder hacer una representación del Islam como un enemigo político y económico, para poder perseguirlo tanto en las Cruzadas como en los textos que servían como propaganda religiosa y política (como son los libros de caballería entre los que se encuentra Fierabras) era necesario imaginar una anti-Trinidad en donde el profeta (o mensajero) de los musulmanes tuviera una posición equivalente a Jesús en la Santísima Trinidad cristiana.

El imaginario medieval, en donde la identidad de la cristiandad europea occidental dependía ante todo de creencias específicas y se reflejaba en aspectos cotidianos de la vida (como indumentaria, dieta y otras prácticas sociales), requirió de una importante "industria" propagandística para establecer con claridad los signos dérmicos y comportamentales que distinguían a los miembros del grupo referencial. Esta industria propagandística no sólo necesitaba un aparato ideológico de profunda raigambre como la Iglesia, también le hacía falta un brazo popular que llegara a múltiples niveles sociales. Este brazo está compuesto por trovadores y escribas que reproducían en diversos medios esta ideología.

Así, textos como Fierabras o Cantar de Roldán, sirven en la actualidad para entender la construcción de la identidad en la Edad Media y en períodos posteriores pues sirvieron como base literaria para textos tan importantes como Don Quijote de Cervantes en el siglo XVII. Incluso después, durante el siglo XIX, académicos, escritores, políticos y músicos acudieron a las tradiciones literarias medievales para ayudarse en la construcción del Estado. No en balde, Carlo Magno es disputado entre Francia y Alemania como figura imperial. Igualmente, el estado español bajo Franco buscó en El Cid y la figura de los Reyes Católicos la insipiración para crear esa España "una, grande y libre" pero también profundamente católica y castellana.

Notas:
[1] Daniel, Norman. Heroes and Saracens: An Interpretation of the Chansons de Geste. Edinburgh: Edinburgh University Press, 1984. Print.
[2] de Talavera, Hernando. Breve e muy provechosa doctrina christiana. Confesional. Del restituir daños y males. Del comulgar. Contra el murmurar y el maldecir. De las ceremonias de la misa. Del vestir y calzar. De cómo ordenar y ocupar el tiempo. Granada: Meinardus Ungut and Johann Pegnitzer, 1496. Print.
[3] Fletcher, Richard A. The Barbarian Conversion: From Paganism to Christianity. New York: H. Holt and Co., 1998. Print.

11 de diciembre de 2012

La pesadilla americana II: Casas con historia

La entrada anterior mencioné algunos de los elementos geográficos que me llamaron la atención sobre American Horror Story. Me gustaría continuar hablando sobre la locación de la serie, en su primera temporada. La casa de la familia Harmon en Los Ángeles es central para el desarrollo de la serie, pues en ella están contenidos los fantasmas del pasado. Desde luego, estas historias fantasmales (literal y metaforicamente hablando) reaparecen continuamente. Por mucho que se entierre lo pasado, este vuelve a resurgir. Posiblemente sea ésta la verdadera "pesadilla americana": la imposibilidad de borrar del todo el pasado violento, homicida, enfermo que quiere olvidar esta nación. Así, esta casa "vomita" los dramas ocultos entre sus muros, al igual que los traumas de la guerra reaparecen para quien sufre de síndrome post-guerra.

Por otra parte, el pasado oculto en la casa es relativamente reciente. Esta breve historicidad también puede ser causante de las ansiedades reflejadas en la serie televisiva. A diferencia de otras culturas que tienen raíces profundas en el tiempo, la "costa oeste" norteamericana no ha integrado el pasado de la región. De hecho, prácticamente nadie recuerda a los habitantes originales del estado de California. Además de esta desconexión histórica profunda, la casa fue construida durante los años veinte (1922 para ser más precisa, aunque en realidad la casa fue construida en 1908) y muchos de los eventos ocurridos en este lugar ficticio datan de finales del siglo XX. Es decir, este es un recordatorio constante que la memoria histórica norteamericana, particularmente en la "costa oeste," es ciertamente superficial, casi se podría decir que está a flor de piel

Paradójicamente, la casa es parte de un tour de lugares tristemente célebres: son locaciones de crímenes y otros horrores. Digo paradójicamente porque este atractivo turístico hace gala de las "historias " de dolor y desventura ajena. Normalmente, los recorridos de este tipo muestran lugares con una larga historia (pensemos en los viajes guiados en Europa, que llevan a grupos de visitantes al Coliseo en Roma, la Catedral de Notre Dame en París o el palacio de Westminster en Londres). En California, los atractivos "históricos" resultan ser según American Horror Story espacios de crímenes y odios diversos.

De manera similar a las narrativas góticas, esta propiedad y sus habitantes cargan con una maldición. O, quizá, cualquiera de nosotros vivimos dramas similares pero los vemos polarizados en un solo espacio en donde todos los males parecieran seguir a una sola familia. Particularmente en los episodios sobre Halloween, la casa se vuelve el pararrayos de todos los conflictos que llevaron a la muerte de los habitantes de esta mansión. Más aún, tanto el ático como el sótano son elementos basados en las novelas góticas, con sus pasadizos secretos y elementos decorativos de otros tiempos.

En otras palabras, la casa en American Horror Story me hace concluir que esta narración es neo-neo-gótica. Es decir, un resurgimiento del resurgimiento del gótico. Con ello, también hay un regreso al deseo de un pasado en donde los horrores se ocultaban. Un pasado plagado de automutilación, aborto, relaciones extramaritales, adicción a diferentes sustancias, esquizofrenia juvenil, parafilias sexuales, etc. queda enterrado, aunque muy cerca de la superficie.

9 de diciembre de 2012

La pesadilla americana I: Este vs. Oeste

Acabo de empezar a ver una serie televisiva llamada American Horror Story, por recomendación de una conocida. Solamente he visto el primer episodio, el piloto, pero me queda claro que al menos en la parte que yo vi se tocan algunos de los temas álgidos del subconsciente comunitario estadounidense. En lugar de hablar del "sueño americano" podríamos entonces hablar de la "pesadilla americana". Estrenada en octubre de 2011, la popularidad de la serie seguramente se podría conectar con los temores primordiales de los Estados Unidos. Aunque no me dedico a estudios culturales americanos y, mucho menos, asuntos contemporáneos, sí me interesa el uso del terror (en la literatura y el cine) como válvula de escape y mecanismo de control social.

Parece evidente que el primer elemento que tendría que considerarse en un análisis de los terrores representados en esta serie tiene que ver con la dualidad este-oeste. Si bien la historia hasta donde puedo apreciar realmente sólo tiene lugar brevemente en el este (es decir en Boston), podemos adivinar las tensiones que devienen de la imaginación popular respecto a las dos costas. Por un lado, la familia que es el eje de la historia vive en Boston. Es allí donde los gatillos narrativos se dan: la muerte del no-nato y la infidelidad marital son esenciales para iniciar el desplazamiento de la familia al oeste. Los Ángeles es, por el otro lado, el lugar al que se muda la familia en busca de un nuevo inicio. La recuperación de la dinámica familiar se imagina posible en la tierra de la fiebre del oro, trono de la industria cinematográfica, la ciudad soleada y superficial que gira en torno a Rodeo Drive (aunque evidentemente esto es sumamente reduccionista como descripción). El único personaje que menciona las grandes diferencias entre las dos costas es la hija, pues extraña el clima, su escuela, sus amistades (o enemistades). Sin embargo, está claro en este episodio que la "tierra prometida" es sólo un sueño que se vuelve pesadilla.

La idea de que el desplazamiento hacia el oeste trae beneficios a diferentes esferas sociales ya aparece desde la Edad Media y los mapas T-O (de los que ya había yo hablado en otra entrada a mi diario, pues utilicé el mapa de Hereford en mi discusión de la autoridad). Del extremo superior, en donde se representa el Jardín del Edén en este mapa, al centro (es decir Jerusalén) hay un desplazamiento este-oeste. Este tránsito hacia el oeste se continúa con la ubicación del trono papal en Roma (y temporalmente en Aviñón). Finalmente, la llegada a "las Indias" es el ejemplo del translatio imperii. Pero, ¿qué tiene que ver con las "pesadillas norteamericanas" este traslado del poder de este a oeste?

Si consideramos que Barak Obama hizo pública su intención de ser re-electo en abril de 2011, es posible pensar que las ansiedades que surgen en el ambiente político de los Estados Unidos ya estuviera caldeado para cuando American Horror Story fue estrenada en televisión. Aunque el trasfondo de la serie no tiene una clara referencia política, podríamos recordar que las ansiedades políticas suelen reflejarse en modalidades culturales y artísticas.

Y, como en las series televisivas, no me queda más que decir...

Esta historia continuará...

7 de diciembre de 2012

Como el caracol...

British Library, MS Royal 10 E IV, f. 112v
Me avergüenza un poco aceptar que estoy como el caracol, apenas volviendo a asomarme. Los últimos días mi diario fue intensamente visitado por muchas personas y me siento intimidada, aunque algo halagada también. Pero eso pasa cuando uno dialoga con otros.

Ahora, volviendo lentamente a la normalidad, empiezo a pensar en las cosas cotidianas... y no tan cotidianas. Un compañero en la universidad me mencionó Prezi, un sitio web que permite hacer presentaciones mucho más dinámicas que PowerPoint. Me pareció muy interesante la idea porque, además de haber una secuencia lineal, puedo agregar profundidad.

Aunque no sé nada en firme del mercado laboral, me puse a pensar en preparar (en cuanto termine el trimestre y todo lo que tengo que calificar) una charla que podría usar en el caso de una visita a un campus. Tengo mucho material del que me interesaría hablar y, desde luego, como buena Alicia que soy me encantan las imágenes. Y me refiero a Alicia la de Lewis Carrol, que prefería los libros con "dibujitos".

En un par de semanas, a más tardar, tendré un borrador de mi presentación y quizá me anime a hacerlo público. Pero, por ahora, tengo una pregunta: En una presentación tipo conferencia, pero de unos 40 minutos de duración, ¿cuántas imágenes les parecen demasiadas?

2 de diciembre de 2012

Periodización y polifonía

Acabo de leer un par de entradas en otros blogs sobre los cuestionamientos que se hacen a la periodización en la historia, particularmente en relación al "periodo moderno temprano" y la "Edad Media". Para comenzar, es importante leer lo que ha escrito Jeffrey Cohen en In the Middle. He de agregar, casi a manera de paréntesis, que Cohen es uno de los estudiosos que usa muy productivamente los nuevos medios (tweeter, blogs, etc.) como espacios de intercambio académico. En su entrada sobre el "periodo moderno temprano", Cohen echa a andar una conversación con su bosquejo para un breve artículo. Fuera de la pertinencia sobre periodización, que no es el motivo central de mi entrada aunque sí lo es para Cohen, quisiera destacar justamente el elemento polifónico del que se compone.

Cohen no sólo usa referencias a otros textos, propios y ajenos, para darle forma a su ensayo sino que también menciona otros medios (en los que él es partícipe o, por lo menos, testigo). Ejemplo de ello es postmedieval o el uso de expresiones infantiles. Es decir, en y por principio, el texto es intertextual. Este es un primer nivel de la polifonía evidente en el texto.

Otro nivel polifónico es el que tiene lugar en la zona de comentarios para la entrada de Cohen en In the Middle. Básicamente tres personas han escrito en respuesta a lo escrito: Steve, Jonathan y Tobias. Cada uno de ellos está ofreciendo su retroalimentación/comentario, agregando además importante información que le sirve a Cohen para revisar y mejorar el breve artículo que está escribiendo para JEMCS. Más aún, Cohen responde agradeciendo a los comentaristas. Así, esta polifonía de comentarios logra el objetivo de Cohen, pues claramente dice "Let me know what you think".

Ahora bien, Steve Mentz (uno de los comentaristas antes mencionados) también tiene un blog, en el que publicó al respecto una entrada llamada Messy Transitions. Y tras haber leído lo que hace Cohen, vemos claramente que esta red de comunicaciones es un concierto polifónico. La diferencia entre quienes temen que sus ideas sean usadas (de hecho, apropiadas) y quienes deciden publicar lo que escriben es el eco, la respuesta polifónica y enriquecedora.

Creo que estos dos académicos demuestran que la apertura académica es conducente al productivo intercambio de ideas. Es normal que alguien trate de "robarnos" una idea, sea publicada en papel o en medios electrónicos. Sin embargo aquellos que se aferran a sus ideas como si fuera lo único que son, no se enriquecen de las discusiones que pueden surgir a partir de ellas.

Buen ejemplo el de Jeffrey Cohen y Steve Mentz (entre algunos otros), que usan la apertura a su favor.

25 de noviembre de 2012

Recetas para la recuperación

Dicen en los Estados Unidos que "cuando la vida te da limones, haz limonada". Y eso funciona bien cuando uno imagina que los limones representan la amargura en la vida. ¿Qué sucede cuando no son limones? ¿Qué tal si la vida te da chayotes con espinas? No puedes hacer limonada, para comenzar. En todo caso, una sopa de verduras. Pero pienso en los chayotes porque en México dicen cuando las cosas son difíciles que es "como parir chayotes". Y sí, la imagen es intensa sobre todo para las madres que saben de las vicisitudes del parir. Pero me pregunto, ¿qué hacer si la vida no te está dando limones ni chayotes? Es más, cuando la vida no está interesada en tus metáforas alimenticias. Cuando la vida pareciera quedarse en suspenso y nada sucede.

Obviamente me estoy refiriendo al mercado laboral académico en los Estados Unidos, sobre todo al relacionado con la literatura. Para quienes no hayan leído alguna otra de mis entradas al diario sobre el tema, haré un rápido recuento. Una vez al año, alrededor de septiembre, todas las instituciones de educación superior que tienen plazas abiertas para profesores (en cualquier nivel del escalafón) anuncian los puestos disponibles en tres o cuatro listas. Quienes buscan empleo (es decir el ejército de candidatos doctorales que están a punto de terminar, quienes hayan recientemente defendido su tesis doctoral, además de los que han sido profesores asistentes visitantes y otros más que quieren cambiar de institución en donde laboran) envían un número variable de solicitudes a todas estas instituciones. En otras palabras, cada puesto ofrecido debe recibir alrededor de 50 solicitudes o más.

Luego, los comités de selección revisan los materiales enviados y deciden cuáles candidatos serán más viables. Esos candidatos reciben en algún momento (entre noviembre y diciembre) peticiones de materiales adicionales para evaluar su trabajo y las posibles conexiones con el puesto ofrecido. Seguirán después las entrevistas de unos cuantos candidatos y, más adelante, quizá la visita al campus de los tres finalistas.

Pero, como es evidente en este proceso, el tiempo que transcurre desde el momento en que uno hace las solicitudes hasta que los comités piden materiales adicionales puede ser de un par de meses. Y es allí cuando la vida no ofrece ni limones ni chayotes. La vida está en vilo.

¿Qué hacer para sobrevivir el impasse sin desfallecer? Supongo que cada quien tiene sus propias recetas. Yo he encontrado que el trabajo mecánico que implica calificar, lavar platos o hacer comida me distrae de la espera. También, el trabajo creativo (y muy necesario en este instante) que requiere la edición y corrección del último capítulo de mi tesis ofrece una excusa para dirigir mi energía.

Queridos lectores y lectoras, ¿qué otras recetas tienen para sobrevivir dignamente la espera?

20 de noviembre de 2012

No es personal, dicen...

Me dicen, cuando pido consejos para sobrevivir la búsqueda de un trabajo académico, que recuerde que no es un asunto personal. Que no están evaluándome. Que no lo tome como un rechazo. Que si no me aceptan en uno de ellos es porque no somos adecuados el uno para el otro (esa institución y yo). No es personal, me han dicho.

Me pregunto, ¿por qué entonces siento, cuando a otros les han pedido más materiales y a mí no, que no valgo lo suficiente para obtener ese puesto? Yo sé que todos nosotros, los que estamos en la academia de una u otra forma, nos sentimos evaluados constantemente. Pero esto es un poco peor. Es como no ser invitado a la fiesta infantil mientras que todos los otros niños del salón sí fueron invitados (a pesar de que sé de sobra que NO TODOS LOS OTROS fueron invitados).

Y, sin embargo, no es personal. No me conocen, sólo han leído una carta que envié y mi curriculum académico... Llevo mucho tiempo preparándome para esto y, sin embargo, todos estos años de estudio y enseñanza quedan limitados a una carta y un listado de cosas que he hecho. ¿Es todo, sólo una lista y una carta?

Pero, no es personal, me dicen.

16 de noviembre de 2012

Disertando, que es gerundio...


Según el Diccionario de la lengua española (de la Real Academia), disertar (del lat. dissertāre) es un verbo intransitivo que significa "razonar, discurrir detenida y metódicamente sobre alguna materia, bien para exponerla, bien para refutar opiniones ajenas". La tesis doctoral es justamente eso, una disertación: un razonamiento detenido y metódico sobre una materia en particular, refutando opiniones ajenas y exponiendo las propias. Habría que agregar a esta definición un elemento más: la disertación debe ofrecer pruebas textuales y/o factuales para apoyar de manera contudente nuestra posición sobre dicha materia. Más fácil decirlo que hacerlo, pero como dice el dicho "si fuera fácil, todos lo harían".

En particular me preocupa, el día de hoy, que el texto que yo estudio plantea algo contrario a lo que mi asesora encuentra en otros textos. La diferencia primordial, que suena a obviedad, es que los textos que ella estudió para hablar de diferencias corporales como representaciones "proto-raciales" en la Edad Media fueron escritos en el siglo XIII, uno en Inglaterra y el otro en Alemania. El texto que yo estoy analizando, en cambio, fue escrito en Castilla en el siglo XVI (aunque es una traducción de un texto francés).

Una de las narraciones que menciona mi asesora en su artículo es Parziva de Wolfram von Eschenbach. La imagen a la izquierda, proveniente de un manuscrito de Parzival  (Cod. Pal. germ. 339, I. Fol. 540 v), no muestra a Feirefiz con la piel moteada como dice el texto. La piel de Feirefiz es una de las pruebas textuales en donde el cuerpo lleva las marcas de las religiones de sus padres (la madre es musulmana, el padre es cristiano). Sin embargo el texto que yo estudio no menciona en ningún momento las características físicas de cristianos y "musulmanes". En la Historia del emperador Carlo Magno y sus doce pares (es decir, el texto que yo estudio) no aparece ninguna referencia al color de la piel de unos y otros.

Lo que yo planteo, en el capítulo que estoy escribiendo, es en Castilla y otros reinos ibéricos se sabía bien que los rasgos físicos de cristianos y musulmanes (sobre todo los norafricanos) son similares. Tanto es así que se instituyeron reglamentaciones sobre marcas que tanto judíos como musulmanes deberían llevar en la ropa para evitar el posible error (y la consecuente interacción física y carnal entre las tres religiones). En cambio, los habitantes de Inglaterra y Francia poco conocían a los habitantes musulmanes ibéricos; su contacto con el Islam era frecuentemente con mercaderes de lo que llamamos el Medio Oriente. De hecho, la versión en inglés medio del texto que yo estudio (que se llama Romaunce of the Sowdone of Babylone) sí menciona que los enemigos de Carlo Magno son "algunos azules, algunos amarillos, algunos negros como moros, algunos horribles y fuertes como diablos del infierno" [Some bloo, some yolowe, some blake as More, / Some horible and stronge as devel of helle.] (ll. 1005-1006). Esto confirmaría que en Inglaterra se creía que los "sarracenos" eran visiblemente diferentes, como plantea mi asesora y algunos otros críticos literarios que estudian la formación de la identidad individual y colectiva en la Edad Media.

No obstante, en los reinos ibéricos hacia finales del siglo XV y principios del XVI se dudaba que judíos y musulmanes eran sinceros en su conversión. Hay evidencia textual en Castilla y otros reinos que reflejan el temor a que los conversos "judaizantes" y los moriscos mantuvieran sus tradiciones y rituales religiosos (cripto-judaísmo y cripto-islamismo, que les llaman). Esto me lleva al punto en donde difiero con lo que plantea mi asesora en su ensayo: la acusación hecha contra conversos y moriscos no plantea que haya una marca física específica imborrable tras el bautismo (aunque el miembro circuncidado fuera utilizado por la Inquisición para "descubrir" a los cripto-judíos).

Tampoco indican las acusaciones hechas a los conversos y moriscos que la creencia se llevara en la sangre. Las pruebas de "re-conversión", por llamarle de algún modo, están relacionadas con expresiones culturales (alimentación, celebraciones, vestimenta, etc.) que distinguen a un pueblo de otro. Este tipo de expresiones se ven frecuentemente en Historia del emperador y hablo detenidamente de ellas en mis primeros dos capítulos (en el primero menciono prácticas alimentarias y armas utilizadas por los turcos [que no son sarracenos en el texto] y, en el segundo, el uso de ropa y armaduras para marcar diferentes grupos étnicos).

Claro que en cuanto aparecen los estatutos de pureza de sangre en Castilla, no hay argumento posible sobre la diferencia entre credo y raza. La marca diferencial está en el cuerpo, en la sangre del converso o morisco. Pero en Historia del emperador no se habla de sangre pura. Se habla de pureza de las entrañas, de la nobleza de las acciones, del reconocimiento de los vínculos familiares y la lealtad hacia el señor feudal (y padrino del protagonista). No hay ninguna instancia de raza ni de la corporeización de la identidad religiosa.

Es de esto que trata mi tercer capítulo. De alguna manera, temo decir que mis hallazgos son diferentes a los planteados por mi asesora... pero el hecho es que la raza en este texto no aparece. Diserto, en efecto, porque trato de poner en palabras mi razonamiento y exponer mi argumento.

13 de noviembre de 2012

Y la nave (en la academia) va...

O no, nunca se sabe. En las condiciones actuales en la academia y con el mercado laboral como está, no se sabe si uno rema o es el rinoceronte en la nave. Si uno rema, entonces de alguna manera significa que se tiene control de lo que se hace. Uno guía el "bote" hacia tierra firme o, por lo menos, hacia un puerto (más) seguro. Si se tiene los remos en las manos quiere decir que uno tiene alguna forma de agencia en la toma de decisiones, aunque está claro que se ha abandonado el barco y uno va en el bote salvavidas. Con los remos en las manos, por lo menos uno sabe que habrá resultados tras el esfuerzo físico y mental. La ilusión del lugar alcanzable tendría que conducirnos a algún lado.

Sin embargo, tengo la sensación que soy más bien el rinoceronte. Estoy en un bote sin haber decidido que era la mejor solución. Me siento a la deriva, llevada por alguien más hacia algún lado que no conozco y tampoco sé si es el lugar que prefiero. Quisiera poder confiar en que aquel o aquella que lleva los remos sabe a dónde nos dirigimos. Sería maravilloso que fuera un ser mágico o Dios mismo, porque querría decir que este calvario lleva a buen puerto.

Evidentemente, no es fácil mantener una sonrisa cuando se está en medio de la tormenta... pero, al final nos damos cuenta que el mar embravecido no es más que la creación de artistas y artesanos. ¿Será que nosotros mismos somos artífices de nuestro destino y nos ponemos todas estas trampas en el camino?

11 de noviembre de 2012

La academia y la moda

Sí, efectivamente... la moda. No, no hablo de modas académicas en el sentido de tendencias del pensamiento. No, no hablo de actitudes políticas entre académicos. Hablo de ropa, de lo que uno debe ponerse para ir a una entrevista de trabajo (traje sastre de dos piezas y zapatos cerrados).

Después de terminar tres paquetes de solicitudes el día de hoy, estuve buscando el traje ideal. El problema principal es que extraño a alguien muy especial, que se encuentra de regreso en la Universidad de los Andes. Esa persona sería el perfecto acompañante para encontrar el traje mágico, del color adecuado y el mejor material.

¿Por qué no me dedico a saltimbanqui y me pongo cualquier cosa?

10 de noviembre de 2012

Con las novedades de hoy...

Sobrevivo, con dificultad, la decisión de dejar Facebook temporalmente. Me había dado cuenta que paso demasiado tiempo en el website, así que de aquí a diciembre estaré fuera de órbita.

En otro orden de noticias, creo que he logrado encontrar cómo hacer que mis alumnos nativos (heritage speakers, que les llaman en inglés) aprendan a escribir ensayos. Explicar cómo se escribe de acuerdo a las reglas locales es complicado, pero parece que hoy funcionó la clase suficientemente bien. Esperemos que lo aprendido hoy no se desaprenda mañana.

Sin más, me dedicaré a leer el resto de la noche.

4 de noviembre de 2012

Temas sangrientos, nuevamente

Hoy, tomando un café con un buen amigo, hablábamos de muchas cosas cuando de repente se le ocurrió preguntarme qué opinaba yo sobre las tendencias actuales en la cultura popular y los vampiros. Claro, agregó él, yo soy una "especialista" en estos temas. Y no, no soy una especialista en estos temas... pero soy una estudiosa de ellos y no cabe duda que he pensado en estas tendencias.

Mi respuesta es, más o menos, lo que sigue. Como le expliqué a mi amigo, veo dos vertientes importantes. Por un lado, después de que en la década de los setenta el vampiro como personaje empezó a tener voz, cada vez la perspectiva tiende a ser más centrada en el vampiro. De ser un extraño pasó primero a ser un extraño que podría ser entendido e incluso aceptado, pero extranjero a la sociedad del protagonista (o antagonista, en caso de que el vampiro fuera protagonista de la historia). Más adelante el vampiro se volvió "uno de nosotros", algo diferente a la sociedad que lo rodea pero igual un miembro de ella. Posteriormente, el vampiro se volvió una víctima... un ser como nosotros que ha sido transformado y sufre su nueva identidad.

Por otro lado, y en relación a lo anterior, le decía yo a mi amigo que veo tanto en literatura como televisión y cine que los vampiros (y los zombies) cada vez están más relacionados con el contagio. De este tema he hablado ya antes, pero quiero agregar algo más. El vampirismo se vuelve casi sinónimo de enfermedades incurables pero con las que se puede sobrevivir, metáfora indudable del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. Víctima de su enfermedad, el vampiro tiene que recurrir a beber sangre por necesidad pero, gracias a la popularización de los padecimientos alimenticios (como la anorexia y la bulimia), se ha vuelto un anoréxico y se alimenta de sangre de animales (como en Twilight), de sangre artificial (como en las novelas de Charlaine Harris que dieron lugar a la serie True Blood) o del banco de sangre (véase Being Human de la BBC o la serie televisiva Moonlight). Pero, aún más importante como cambios en las narrativas de esta índole es que el vampiro (casi todos los protagonistas de estos relatos fílmicos, televisivos y literarios) quiere evitar a toda costa la propagación de su "mal".

Si bien el vampiro en Drácula era un extranjero y, para colmo, notoriamente diferente desde el punto de vista racial, cada vez más el vampiro es racialmente indistinto a su entorno. Con pocas excepciones vemos que el vampiro sea una raza independiente, pero en ese caso el texto está haciendo un comentario precisamente sobre las tensiones raciales. Pienso aquí en el caso de Fledgeling de Octavia Butler o Blade.

Concluí mi conversación con mi amigo comentando que me preocupa que los vampiros han caído en manos de personas de fuertes creencias religiosas. Algunos de los textos más recientes no sólo promueven la virginidad hasta llegar al matrimonio (claro, estoy hablando de Bella y Edward de Twilight) sino también el estar juntos hasta que la muerte los separe (obvio que en el mismo texto). Ahora bien, ¿qué pensar de la escena de la primera noche juntos de los dos "tortolitos" en que Bella queda malherida gracias a la brutalidad de su nuevo esposo?

31 de octubre de 2012

¡De esos días... sí, de esos!

Hoy es uno de esos días que quisiera
tener piel ajena, o estar en otros zapatos.
Experimentar en otra cabeza la pena
que no se vive jamás en la propia.

Hoy es una de esas noches que vendría
muy bien tener cosas que no tengo.
La calidez de un abrazo, fuertemente
colgado del cuello y un beso.

Hoy es de esos momentos en que sé
que soy quien he sido y quien seré.

27 de octubre de 2012

Cartas de recomendación

Ayer recibí un correo electrónico de un ex-alumno mío. Igual que muchos antes, me pedía una carta de recomendación para la maestría o el doctorado. A diferencia de muchas otras ocasiones, dudé en escribirla. ¿Por qué no escribirle una carta de recomendación a este alumno?

Quizá es el hecho que lo conozco poco, pues sólo fue mi alumno durante un mes (un curso de verano). Aunque la cantidad de horas que los estudiantes y yo pasamos juntos en ese curso equivale al tiempo que transcurre en un trimestre cualquiera. Es decir, fue mi alumno cerca de 30 horas.

Es también posible que, debido a que participaba poco en clase, tenga yo menos que comentar en una carta. Pero he escrito cartas de recomendación a algunos alumnos que son tímidos y hablan poco en clase. Sin embargo, los alumnos a quienes les escribí dichas cartas escribían ensayos y composiciones que me hacían ver que su falta de participación oral era debido a la timidez. Este alumno tenía dificultades con el idioma, por lo que su escritura no era suficientemente clara... pero, eso no le resta inteligencia o capacidad. Sólo confirma que es un alumno no nacido en los Estados Unidos y que su capacidad escrita necesita mayor desarrollo.

Sé que mi alumno aprendió mucho en mi curso, que estaba interesado en las discusiones que teníamos y que puso mucho esfuerzo. Era notorio a pesar de que lo antes mencionado... y, no obstante todo lo anterior, cuando este muchacho me pide que le escriba una carta de recomendación para ir a la escuela de medicina me pregunto, ¿por qué una carta escrita por un instructor de literatura puede serle útil?

Me siento incómoda con mi duda. De hecho, le respondí que me gustaría saber por qué me pide a mí una de las cartas cuando sería mucho más conveniente que le escribieran los profesores de química, biología o matemáticas.

Lo peor de todo es que, para mis adentros, me pregunto si eso mismo sienten los cuatro profesores a quienes les pedí cartas de recomendación para encontrar empleo. Obviamente, todos ellos llevan varios años de conocerme, están enterados de mi trabajo académico (tanto en la enseñanza como en la investigación), pero me pregunto si sienten las mismas dudas.

22 de octubre de 2012

Material didáctico

La vida, creo yo, tiene que ver con hacer lo que uno desea desde lo más profundo de nuestro ser. ¿Qué es lo que yo siempre he querido hacer?

Primero que nada, quería ser madre. Desde niña disfrutaba enormemente pasar tiempo con niños pequeños. Recuerdo con gran cariño a la hija de nuestra vecina, en Aachen, que tendría casi dos años. Ese debe ser el primer momento en que supe que yo tendría que ser madre en algún momento.

Más o menos en esa misma época, yo soñaba con ser arquitecto. Esa es una larga historia que no terminó bien. Pero sigo usando mis aptitudes de concepción tridimensional para muchas cosas: hacer análisis geopolítico de la literatura que estudio, diseñar mis espacios vitales o navegar en la vida cotidiana.

Sin embargo, lo que me ha gustado siempre y no estaba del todo consciente de ello es enseñar y aprender. Anoche me pasé horas y horas planeando un curso de literatura ibérica, que contuviera textos escritos por mujeres, que mostrara la diversidad religiosa (las tres religiones mosáicas), cultural, política y lingüística (castellano, gallego, catalán/valenciano) de España. Sería maravilloso llegar a enseñar esa clase... y eso es lo que yo quisiera hacer para siempre, seguir sintiendo esta pasión por compartir con mis congéneres ideas, textos y sentimientos.

Y tú, que me estás leyendo en este momento, ¿qué es lo que más te gustaría estar haciendo?


20 de octubre de 2012

Los sueños de un académico

Louis Janmot, Poème de l'âme
Hace muchos años mi padre y yo hablábamos sobre los sueños, en ocasión de mi lectura de La interpretación de los sueños de Sigmund Freud. Él me comentó ese día que él no soñaba, a lo que yo le contesté que seguramente soñaba pero que no lo recordaba. Le expliqué lo que Freud decía sobre lo reprimido y lo dejé en eso. Unos días más tarde, mi padre me llamó por teléfono y me contó que recordaba haber tenido un sueño.

Yo suelo recordar los sueños, por lo menos por un rato. Luego se van desdibujando poco a poco de la memoria y, hacia el final del día, terminan desapareciendo totalmente. Aunque, últimamente, no quedan adheridos a mi piel por suficiente tiempo pues mi mente tiene que estar involucrada en otras cosas casi inmediatamente al despertar. Extrañamente hoy sucedió algo diferente: tuve una pesadilla y aún la recuerdo.

Estaba en un salón de clase, en algún lugar al que acababa de mudarme. Había tenido que guardar mi ropa (que llevaba en la cajuela de mi auto) en el clóset que estaba en el salón. Es decir, ese salón era como mi habitación también, pero no había los muebles habituales de un dormitorio sino bancas para los alumnos. Empecé a dar una clase, no puedo recordar si en inglés o en español (valga la aclaración, aunque yo creo que los sueños no son en un idioma en especial, sino están basados en conceptos). En eso, entró a mi salón mi asesora (aunque no se le parecía tanto) con su hija (será su hijastra, porque ella no tiene hijas) y me preguntó si entre mis cosas estaba el suéter de la niña. Pausé la clase un momento para buscar en mi cajón la mentada prenda y sí, ahí estaba.

Iba a seguir con la clase cuando entraron dos personas más al aula. Dos mujeres (que me recordaron a dos personas que trabajaban conmigo en el museo, hace unos años) que venían a ver qué pasaba con el viejo tocadiscos que estaba en ese cuarto. Tenía el cable cortado, dijeron, y debían llevárselo. De acuerdo, yo quería seguir dando mi clase. Que se lo llevaran y me dejaran con lo mío. Pero, al volver la cara hacia el pizarrón, me dí cuenta que en un rincón había una pareja con dos o tres niños (uno de ellos un bebé). Les pedí que salieran de allí, que estaba en la mitad de mi clase les dije. Pero él insistió que ese cuarto era un área común y que todos tenían derecho a estar allí...

y me desperté, angustiada. A mí me queda claro por qué soñé esto: la búsqueda laboral que sabemos todos nosotros que es difícil en una economía que no favorece la educación en las humanidades, la perspectiva de tener que mudarme a otro lugar, la ansiedad que me causa mi relación con mi asesora (a pesar de que sólo quería el suéter de la niña). Pero, me pregunto, mis compañeros que están en este mismo barco, ¿tendrán las mismas pesadillas?

16 de octubre de 2012

Solidaridad y búsqueda laboral

Hace un tiempo escribí sobre la situación laboral en la academia. Más o menos un año después me vuelvo a encontrar de frente a las listas de empleos. Esta vez incluso escribí los modelos de las cartas de solicitud. Es más, adapté la carta para un puesto en específico. Y ya la mandé...

Me siento inquieta ahora, sé que estas cosas tardan tiempo. Desde luego que me temo lo peor, pero una partecita de mi corazón desea que funcione. Lo mismo desean mis compañeros que también están listos para este proceso. Quieren encontrar un puesto de enseñanza y alcanzar sus sueños. No suena como algo difícil, pero con las condiciones económicas en este momento muchos de nosotros podríamos llegar a encontrarnos sin empleo muy próximamente.

Este proceso puede verse, como dice el dicho, como un vaso medio lleno o uno medio vacío. Todo es cuestión de perspectiva. Por una parte, es un aprendizaje importante hacer las cartas de solicitud, la recopilación de materiales de enseñanza utilizados en el pasado, las juntas con los profesores que pueden escribirle a uno cartas de recomendación. Y, en ese mismo orden de ideas, también se puede aprender a colaborar con los compañeros para revisarnos los materiales y darnos consejos, apoyarnos los unos a los otros. Sin embargo, por otra parte, es un proceso que causa sentimientos negativos. Hay pocos puestos y muchos candidatos, por los que la famosa solidaridad que me parece tan ideal queda en eso, un ideal. La competencia puede llegar a ser brutal, aunque las áreas de especialización de cada quien sean tan únicas.

Yo decido quedarme con lo positivo de esta experiencia: aprendo a ser una mejor persona, una mejor colega, una mejor académica si logro estar más allá de los celos y las envidias, los temores y las rencillas. Los resultados ya se sabrán... mientras tanto, aquí sigo.

12 de octubre de 2012

Una historia personal

Hoy no escribo sobre asuntos académicos que me preocupan, ni situaciones políticas que me rodean. Y, aunque Carol Hanish haya planteado que lo personal es político, en este caso es más bien un recuento de mis recuerdos.

Mañana se cumplen trece años de la muerte de mi padre. Digo, también se cumplen quinientos veinte años de la llegada de Colón y su tripulación a este continente, pero esa es otra historia que no nos ocupa hoy. En el momento que mi padre llegó al hospital sólo unos días antes de morir, tanto mi madre como yo sabíamos que las cosas no estaban bien. Evidentemente, porque mi padre llevaba muchos años sufriendo de Alzheimer's, su estado general era malo. El hecho es que tener esta demencia debida a un crecimiento proteínico en el cerebro también afecta el resto del cuerpo, no sólo la memoria como muchos piensan.

Así, cuando mi padre falleció, ciertamente fue un cierre casi gestáltico. Ese hombre cuya mente ya no estaba con nosotros terminaba de irse totalmente. Dejaba atrás a una viuda muy cansada por los últimos años de verlo deteriorarse cotidianamente,  dejaba a una hija que estaba en otro país, dejaba a una nieta a la que casi no conoció y me dejaba a mí (y al hijo que yo llevaba adentro en ese momento). Me queda claro que fue un momento de liberación extraño, pues mi madre y yo coincidimos inmediatamente en que era mejor que hubiera pasado. Mi padre no la estaba pasando bien.

A pesar de haber sido alguna forma de liberación de los males que él sufría, difícilmente pasa un día en que no piense en él. Mi padre era, ante todo, un hombre a quien le gustaba leer y pensar, era sociable y platicador, risueño e inteligente. Un melómano de corazón, con una fuerte preferencia por el jazz (el dixieland, específicamente) y la música "clásica". Un cinéfilo también, que disfrutaba de películas muy diversas: de Charlie Chaplin a Ingmar Bergman, Akira Kurosawa a Spike Lee. Pero, para mí que lo más notorio es que era un maestro, un educador.

Todos los días encuentro alguna cosa que me gustaría poder compartir con él, contarle de un libro que leí, una película que vi, discutir alguna idea que tuve. Si pudiera le preguntaría qué le parecen las oportunidades laborales que tengo, qué me recomendaría para escribir mi filosofía pedagógica de manera más contundente, qué opina de la situación de la educación superior en los Estados Unidos y en el mundo. Para mí, ese hombre que terminó de irse hace trece años, era alguien que me enseñó a pensar no sólo en mí sino en los que me rodean. Y sí... hoy lo sigo extrañando y lo seguiré extrañando hasta que yo pierda la capacidad de recordarlo.

30 de agosto de 2012

La premisa de Ray Bradbury

Apenas hace unos meses (en junio para ser más precisa) falleció Ray Bradbury, escritor norteamericano archireconocido por sus muchos libros de cuentos y novelas. Para mí, Bradbury está asociado a varios recuerdos que he decidido compartir con ustedes. El primero de mis recuerdos es leer El hombre ilustrado (1951) y quedarme impresionada pensando en los tatuajes en movimiento, contando las historias que parecían manar de la boca de una moderna Sherezada. No releí jamás este libro, pero por alguna razón me queda muy claro que el hombre ilustrado y el otro hombre (el narrador) están en un páramo desértico. Quizá, incluso estén en el desierto durante la noche, durmiendo junto a una hoguera.

En segundo lugar, talvez cronológicamente subsecuente al anterior en mi memoria, debo haber leído Remedio para melancólicos (1960). Evidentemente no lo entendí del todo, porque en una re-lectura me quedó claro que el remedio estaba más allá de mi mente pre-adolescente, de mi primera vez leyendo el texto.

Luego puedo ver las Crónicas marcianas (1950) frente a mí. Teníamos en casa una edición de Minotauro, de tapa suave. Si bien no eran los primeros cuentos de ciencia ficción que yo leyera en mi vida, fueron importantes para la deformación de mi imaginación. El éxodo a otro planeta se volvió una fantasía alimentada por estos relatos.

También leí unas cuantas de las novelas de Bradbury, como buena fanática: El vino del estío (1957), La feria de las tinieblas (1962) y El árbol de las brujas (1972). Seguramente estos textos tendrán un sabor muy diferente si los leyera en este momento, pero las imágenes que me quedaron de aquella lectura de La feria y El árbol me hacen pensar en la estética de Tim Burton.

Otro recuerdo, que me sigue todavía en relación a Bradbury tiene que ver con otro escritor. Este otro autor es Gabriel García Márquez, que aún nos acompaña en este recorrido planetario aunque no en óptimas condiciones (como se supo en julio de este año). Nunca tuve el honor de conocer personalmente a Gabo (como le dice los que lo quieren), pero estuve en su casa porque algunos de mis amigos eran amigos de sus hijos. En una ocasión en particular, estábamos en la sala charlando y pedí permiso para curiosear en los libreros que cubrían por lo menos dos paredes completas de la habitación. Para mi sorpresa, había una colección casi completa de las ediciones en castellano de Bradbury.

Pero lo que más me marcó de Ray Bradbury es sin duda Fahrenheit 451 (1953). Desde la primera vez que leí esta novela me tocó muy profundamente, sin duda debido a su aguda descripción de una sociedad antiutópica en donde todo se resuelve con pastillas (como el Prozac ahora) y programas interactivos de televisión similares a los reality shows de la actualidad. Aunque lo que más me movió fue el grupo de la resistencia, que intentan a toda costa preservar los libros o, por lo menos, su contenido.

Ayer, conversando con un ex-alumno mío, me enteré que ahora algunas bibliotecas están quemando libros. No se trata de autos de fe como sucedió en la España de los Reyes Católicos en que se quemaban libros escritos en árabe o hebreo, sino de desechar algo que "ya no se usa" para suplirlo con textos digitalizados. Y si bien mi ex-alumno agregó, "no son novelas ni libros como los que nosotros leemos en literatura" yo me quedé pensando que Ray Bradbury era un visionario y que, por suerte, murió sin ver la quema de libros en las bibliotecas universitarias.

Si yo tuviera que "salvar" un libro... uno solo... ya no estoy segura cuál quisiera preservar para el futuro. Pero creo que Fahrenheit 451 tendría que ser salvado.

21 de julio de 2012

Totalmente agotada...

y podría empezar a pensar en canciones para seguir la idea del título, pero no lo haré. Hoy no se trata de cantar, se trata de recuperar el aliento y reconocer que he abandonado la escritura de este diario por demasiado tiempo.

Finalmente llegué a las mil visitas... aunque nunca hubiera imaginado que alguien estaría interesado en leer lo que yo escribo, mucho menos mis divagaciones académicas sobre la academia. Sin embargo, allí está registrado en mi blog: 1007 accesos desde que comencé a escribirlo. Esto implica que hace falta escribir un poco más... aunque no siempre sea en el blog.

He pasado tiempo preparando la clase que daré durante la segunda sesión de verano, titulada "Amor y amantes prohibidos" o algo así, pues es en inglés. Decidí ofrecer una clase de literatura comparada que me apasione, que ponga en diálogo diferentes tiempos históricos (desde la antigüedad hasta el periodo romántico), diversos géneros literarios (poesía, teatro, novela corta, cuento) en conversación con diversos medios (cine, animación en video, pintura, ópera), además de cubrir varias "tradiciones nacionales" europeas. Espero que mis alumnos disfruten la clase tanto como yo lo hice al prepararla.

También he estado editando el cuarto capítulo de la tesis doctoral, agregando nuevas secciones pues he modificado ligeramente el enfoque que tenía originalmente. Creo que está quedando bien, aunque siento que no he avanzado lo suficiente. Por fin puedo ver una pequeña luz del otro lado del tunel (aunque creo que don Ernesto Sábato no estaría de acuerdo con esta imagen).

Finalmente, estamos organizando un libro sobre monstruos y sus familias, por decirlo de manera rápida. La idea me parece fascinante, pues no hay nada publicado al respecto. En todo caso, se ha escrito sobre dos de los textos más conocidos (son dos creaturas monstruosas cuyos padres no lo son: uno es el hijo de un pagano y sólo después del bautizo el bebé recupera la "normalidad", mientras que el otro es el hijo de una criatura fantástica). Esperamos, mis compañeras de proyecto y yo, que haya mucho interés y nos manden muchas propuestas de artículos para incluir en nuestro libro.

Así que, si no escribo en el diario no es porque no tenga todo el deseo de hacerlo. Simplemente no me da el tiempo... ni la energía.

4 de junio de 2012

Temas sangrientos y peludos: Metamorfosis e identidad

Karl Steel acaba de publicar, en uno de los blogs que sigo, una entrada que ha servido para que yo vuelva a pensar en asuntos monstruosos. Se refiere a Bisclavret, el lai de María de Francia (si no conoces el texto, puedes leer un resumen del argumento aquí). Lo llamativo es que había yo estado pensando en incluir este texto de alguna manera en el curso de verano que daré próximamente, aunque fuera sólo como referencia para hablar de Arturo y Gorlagon.

(No, mi curso no es sobre criaturas monstruosas. Aunque algunos de mis alumnos quisieran que yo diera esa clase, decidí después de mucho pensarlo que no era lo más adecuado.)

Simultáneamente, fuera del ámbito académico, descubrí una serie televisiva llamada Grimm (gracias a que una profesora muy querida me comentó que seguramente me gustaría). Así, entre Bisclavret, Gorlagon y las criaturas en Grimm me encuentro en la necesidad de decir una obviedad ya dicha muchas veces en la academia. Las metamorfosis de estos seres, algunos de ellos considerados hombres lobo pero también otros que se transforman en ratones, serpientes u osos, son una clara indicación de su identidad. Aunque ya me había referido parcialmente a algunas de estas historias en esta entrada y en ésta, lo hice en relación a los vampiros. Hoy me interesa hablar de otro elemento más.

El caso del lai de María de Francia ha sido muy discutido en ese respecto. La transformación casi permanente del caballero pone en evidencia su más profundo ser: es un vasallo digno de un lugar especial debido a la lealtad por su señor feudal. El caso del hombre lobo en Gorlagon es similar, cuando el hombre se vuelve lobo muestra claramente cuáles son sus mayores virtudes... aunque a veces la violencia puede ser extrema.

Ahora bien, siete siglos después nos siguen fascinando las criaturas que se modifican (a veces a voluntad, otras debido a la influencia de factores externos, como la luna llena) y se vuelven monstruosas. Evidencia de ello es Twilight y sus sucedáneos, escrito por Stephenie Meyer. En esta serie de textos, si bien el vampiro tiene un papel predominante, el hombre-lobo no se queda atrás. Asimismo, Grimm muestra una gran cantidad de seres que se transforman, por ello es particularmente relevante para hablar de identidad. Las características del animal del que estos seres toman atributos están relacionadas con quiénes son, cómo se comportan incluso cuando no están en la fase "animal" de su vida. La pregunta que queda hacerse es, cómo definir entonces la identidad.

Quizá esa serie de atributos, comportamientos, actitudes e, incluso, características físicas sean las marcas más esenciales de la identidad. Pero lo llamativo es que ni Bisclavret, Gorlagon o Grimm consideran elementos de clase o posición social, identidad racial o étnica, preferencias sexuales y otros determinantes para hablar de identidad. Aunque valiera la pena distinguir a los osos, del episodio "Bears Will Be Bears", pues hay de alguna manera una referencia de clase. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de Twilight pues la diferencia entre vampiros y hombres lobo no es sólo de apariencia física, es profundamente racial: los lobos pertenecen a los quileute, habitantes de una reservación india en el estado de Washignton.

29 de mayo de 2012

Y cuando uno piensa que se hunde el barco...

algo sucede que lo saca a flote. Pero no hay que fiarse, es importante estar listo para echar a nadar en caso necesario. O hacer algo, porque parece la casa del jabonero.


Llevo un trimestre que cualquiera diría es una pesadilla: Por una parte, la salud no siempre es buena compañera y no porque uno no se cuide, sino porque hay cosas que se descomponen. Primero fue un riñón con piedrita; luego una insidencia de queratosis actínica, finalmente un nevo de crecimiento anormal. Por suerte, las cosas se pueden arreglar. Por otra parte, las relaciones con la directora de tesis siguen su curso, que podría considerarse suficiente en este momento. En otros rubros relacionados con la academia, resulta que no podré trabajar el trimestre de otoño, como se suponía podría, pues han decidido poner en práctica reglamentos que hasta ahora habían sido bastante laxos. Digo yo, por qué no volverse estrictos a principios de año escolar, no a finales. Pero lo bueno es que ofreceré un curso de verano que promete ser divertido y, lo mejor de todo, es que la tesis avanza rápidamente ahora (con viento en popa, que le dicen).

En lo personal, supongo que todo lo que no mata engorda. Pero hay situaciones que, a pesar de ser maravillosas en muchos sentidos, desestabilizan la vida cotidiana. Y cuando uno cree que ya tiene bajo control todas las posibles áreas vitales, zas aparece algo nuevo. Ya queda dicho que me dedico a engordar, porque no tengo ninguna intención de dejarme morir.


De hecho, creo que lo más importante es no perder la mira... seguir nuestro sueño. Aprender a volar, o por lo menos a nadar.

13 de mayo de 2012

Procesión anual a Kalamazoo

Todos los años nos reunimos en Kalamazoo, MI. Este evento es casi una peregrinación a un lugar santo (tal como Santiago, Jerusalem o Roma), pero a diferencia de los palmarios, los peregrinos y los romeros lo que nos une no es una creencia religiosa sino el estudio de la pre-modernidad: la Edad Media, la antigüedad tardía e, incluso, la temprana edad moderna. Venimos de muchos lugares, algunos tan cercanos como de la universidad que alberga el congreso, otros desde otros continentes. Pero las diferencias de lenguaje, aspecto físico, género y orientación sexual, especialidad académica y pertenencia nacional no tienen mayor importancia.

Es allí en donde me encuentro ahora mismo, así que esta breve entrada es sólo para poner al tanto a vuestras mercedes eso... nada más eso. Ya agregaré notas sobre las cosas que aquí han sucedido.

1 de mayo de 2012

Un recuerdo entrañable

No me queda muy claro cómo funciona la memoria... o sí, pero lo que quiero decir es que no sé por qué en cierto momento nos acordamos de algo en particular. Hace un momento me acordé de los domingos de hace muchísimos años, en que iba a comer los domingos al restaurtante Trevi en la ciudad de México.


Este restaurante seguía en pie hasta hace un tiempo e imagino que ahí sigue (al parecer sí sigue). Está en la esquina de Colón, en frente a la Alameda. Muy cerca estaban el Hotel Regis y el Cine Regis, ambos desaparecidos en 1985 debido al temblor. Pero el Trevi no fue mayormente afectado.

El recuerdo que yo tengo de esos domingos es ir a comer allí, con mis padres y mi hermana. Justo afuera del restaurant había (y sigue habiendo) un puesto de periódicos en donde nos compraban a cada una un comic. Tengo la impresión que nos dejaban elegir qué comprar, pero no estoy tan segura. Lo que sí me queda clarísimo es que los leíamos ávidamente, para después intercambiar las revistas con dibujitos.

También recuerdo que servían Chaparritas, había fresas con crema y un mural de la fuente de Trevi. Bueno, eso de mural está por verse... pero recuerdo el lugar con mucha claridad. Supongo que íbamos porque era barato, porque era un lugar limpio, o porque estaba en el centro. La comida no era espectacular, porque la recordaría. Lo que sí recuerdo son los comics... y las chaparritas.

24 de abril de 2012

Diálogo vs. monólogo interior

En varias ocasiones he mencionado la dificultad que genera trabajar en una torre de marfil. El aislamiento académico no pareciera ser particularmente productivo. Un ejemplo contrario al aislamiento es lo que sucedió durante el llamado "renacimiento" del siglo XII en Europa occidental. Si la premisa de contaminación, contacto o colisión ideológica es cierta, la exposición a nuevas formas de pensar (y en este caso me refiero a la riqueza intelectual y cultural andalusí) desencadenaron dicho renacimiento. Las disputas teológicas entre las tres leyes (cristiana, judía y musulmana) dieron lugar a nuevas nociones y conceptos.

La vida en el scriptorium, que es paradigma del aislamiento, dio lugar a copias y adaptaciones de otros escritos. La riqueza intelectual, en cambio, se centró en otros espacios. Las cortes y las universidades se volvieron foco de encuentro de múltiples culturas, particularmente algunas de estas instituciones. Claro está, no todas las tendencias religiosas estuvieron presentes. Puedo pensar en la ausencia de albigenses en las cortes, por ejemplo. Es decir, la posturas heréticas no fueron parte de esta heteroglosia.

Hoy, como muchas otras veces, siento la necesidad de dialogar con otros al respecto de estas ideas, que de alguna manera se ven y verán reflejadas en mi tesis doctoral. Una vez más la sensación de soledad es intensa. Nuevamente me siento en el scriptorium. No hay gran cantidad de académicos dedicados al estudio de texto tardíomedievales que fueron traducidos o adaptados al castellano, sobre todo porque muchas de estas versiones son sólo consideradas eso: traducciones. Así, estoy en un campo solitario, muy solitario.


En fin, el hecho es que desde mi pequeña torre de marfil intento acercarme a mis propias ideas a través de compartirlas. En ese diálogo que veo más como un monólogo interior, espero encontrar la validez (o falta de validez) de mis conclusiones. Por lo pronto es lo único que cabe hacer.

15 de abril de 2012

Las abuelas

¿Cuántas abuelas tienes? Yo tengo muchas, muchísimas de hecho. Será porque crecí a distancia de mi familia extendida, así que a muy temprana edad ya tenía abuelas de repuesto. En la foto a la izquierda se ve una imagen de una reunión de las Trece Abuelas. Trece mujeres de diferentes rumbos compartieron sus vivencias. Con ese espíritu en mente, me propongo a contarles de mis abuelas.

Mi abuela materna, la única abuela "de sangre" que conocí, fue durante mis primeros dos años más bien mi madre, mi cuidadora cotidiana. Ella me daba de comer y me tenía a su lado. De eso, recuerdo muy poco. Era yo muy pequeña y poco después nos fuimos de mi país a otro... que se volvió mi país poco a poco. Ya sé, quien me conozca personalmente seguro pensó que hablo del reino del águila y la serpiente. Pero no, déjenme decirles que mi segunda patria estaba más al norte, aunque entonces yo no lo tenía tan claro.

Por un año tuve una nueva cuidadora, una mujer que no recuerdo realmente. Ella y yo, al parecer, podíamos conversar sin problemas aunque mis padres no lo lograban. Esta mujer era africano-americana, por lo que seguramente tendría algún acento (y pobres mis padres, el inglés que conocían era de la zona industrial de Inglaterra). Yo creo, a pesar de no tenerla tan presente, que esta mujer de alguna manera era como una abuela en su momento.

Y otra vez volvimos a emprender el vuelo, ahora sí a la tierra de los movimientos telúricos. Allí conocí a dos mujeres fabulosas, ambas mis abuelas. Primero que nada Ana María Rubalcava viuda de Almada ("Nanis" de cariño), de la que jamás me olvidaré. La recuerdo parecida a Marlene Dietrich, pero seguro me equivoco. Nanis fumaba, tomaba café express en tacita chiquita, se pintaba los labios muy rojos y tenía un perrito salchicha adorable, llamado Nene. Nanis me enseñó las cosas más divertidas del planeta y, sin lugar a dudas, era una versión mexicana de Mary Poppins pero de clase muy alta (y nada de andar cargando planchas y cosas así en un bolsón). La verdad, era una señora bien, divina y llena de imaginación.

Un poco más adelante, la Sra. Bonilla se volvió una abuela para mí... aunque mi relación fue un poco menos estrecha con ella. Su fascinación por las telenovelas es algo que recuerdo con mucha precisión... y su afán de enseñarnos (a mi hermana y a mí) a cocinar y lavar platos correctamente. Debo agradecerle también ese amor materno que prodigaba a quien se le acercaba.

Y así llega 1971, año en que finalmente tuve a mi propia abuela viviendo bajo el mismo techo. Si hubiera una máquina del tiempo, regresaría al pasado y le pediría disculpas por hacerla rabiar. Aunque, para ello necesitaría tener la sabiduría que tengo ahora, 40 años después. Podría ser que le hubiera pedido que dejara de meter cizaña en las ya de por sí tensas relaciones familiares. ¡Qué sé yo!

El hecho es que tener tantas abuelas es productivo, porque finalmente uno logra ser parte de otras telarañas... esteee, redes familiares, quise decir.

Puesta al día: Hace muy poco recibí la nota que apareció en el periódico acerca de la muerte de mi otra abuela "de sangre". Creo que merece ser difundida, porque fue mi abuela y tiene un lugar en mi corazón aunque no la haya conocido. Ah, agregaré que mi padre tenía dos años y medio cuando ella murió.

12 de abril de 2012

¡Qué desastre!

Hace tiempo que no publico nada en mi diario y no es por falta de ganas. La verdad, el tiempo no me da para todo. Pero, además de eso, soy víctima de una criatura similar al horla (del cuento homónimo de Guy de Maupassant, si no lo has leído puedes seguir el vínculo anterior). No sé bien cuándo llegó a mi vida, pero se ha instalado cada vez más profundamente en mi ser. Primero me irritaba la garganta y me causaba tos, después empezó a causarme dolor de oídos. Finalmente, ayer tuve una fuerte fiebre durante la noche. Espero haber tocado fondo, porque tengo que avanzar en la tesis.

No quiere decir que no haya leído nada. Pero he sido incapaz de escribir coherentemente para concluir UN párrafo que da por terminado el capítulo. En fin, ojalá que hoy pueda darle un rato a la escritura académica.

Tendría que volver pronto a retomar las ideas sobre "El Horla" y su relación con "La máscara de la muerte roja" de Edgar Allan Poe. Pero eso tendrá que esperar.

31 de marzo de 2012

No estaba muerta...

andaba de parranda... bueno, eso dice la canción. En mi caso, estaba terminando la revisión de mi segundo capítulo. Ahora que terminé esa tarea, me puedo dar el lujo de escribir una notita para decir que estoy viva y feliz.

Además, ando de viajera. Estoy en Silver Spring, MD visitando a ya-saben-quién (y si no saben, mejor ni pregunten). Por fin he hecho un viaje que no tiene que ver con hacer investigación, aunque aproveché para ir a un simposio en el que presentaron dos estudiosas del tema que me interesa. Suzanne Conklin Akbari escribió Idols of the East, un libro del que me interesan especialmente los capítulos tres y cuatro. La otra es Barbara Fuchs, cuyo libro Exotic Nation ha sido básico para entender los procesos en la Península Ibérica justo antes del periodo en el que ella se enfoca. Pero Fuchs tiene otros libros que han sido esenciales en mi trabajo académico. Ahora, imaginen qué maravilloso es tener la oportunidad de ver y charlar con ambas el mismo día.

Fuera de eso, esta su servidora se ha dedicado a visitar el gimnasio del edificio para hacer cardio diariamente... y nada más. Que conste que esa es mi vida.

22 de marzo de 2012

Rápida notita...

para marcar los festejos de primavera: terminamos el trimestre, estoy de vaGaciones (que poco me durará) y me tratan como princesa.

Por lo pronto, mañana iré al Museo Textil a ver qué encuentro que me ayude a pensar en mi capítulo sobre disfraz e identidad. Luego, visitaré un espacio llamado Artisphere pues están exhibiendo cosas de/sobre Frida Kahlo.

Nada mal para un viernes por la tarde en Washington, DC. Ya los tendré al tanto de las cosas que se me ocurran. Por lo pronto, buenas noches...

16 de marzo de 2012

Hoy, por ser...

no, no estoy cantando "Las mañanitas". Y la verdad, es que a mi papá no le gustaba mucho esa canción, así que para qué cantársela si en lugar de ello podría escuchar "St. James's Infirmary" que le gustaba tanto. A mí me hacía llorar cada vez que él la tocaba, no sé bien por qué. La versión vinculada al título fue grabada en el mismo año que mi padre nació, será por eso que tenía una relación especial con ella.

Mientras escucho blues en su honor, sé que también debería beber un whiskey (single malt, Glenfiddich de preferencia) para hacerle todos los honores a mi papá. Tendría que comerme un sandwich de salame o de jamón serrano, porque el whiskey solo no es una buena idea.

Acompañaría todo esto con una agradable charla sobre cine, normalmente iniciada con un "¿has visto alguna buena película últimamente?" Y seguramente se burlaría de mí, porque quiero ir a ver "Juan of the Dead" este fin de semana. O hablaríamos de literatura, de filosofía, de arte... pues eso es lo que definía mi relación con mi padre. Aunque también podríamos charlar sobre las cosas que me preocupan, las ideas que he tenido y desechado porque no es fácil hablar de esas cosas con muchas personas. Y sí, ese era mi padre... un hombre que disfrutaba de las cosas terrenas y también de las espirituales de una forma muy personal.

La verdad, lo único que sí hice hoy es comprarme un pantalón que contiene lino. Eso me trae a la memoria un viaje que hicimos toda la familia por Italia y fuimos a Bologna. Allí, mi papá entró a una tienda de trajes de lino y quería que yo le ayudara a elegir uno (porque además de todo, yo era su "asesora" para esas cosas). Lamentablemente no pude ayudarlo, pues descubrimos que soy alérgica al lino puro (o al lino en grandes cantidades). Al final, se compró un saco de lino color azul claro que no le quedaba demasiado bien (el color no era el más adecuado para él), alguien más se lo eligió.

Cada quién tiene recuerdos diferentes de las personas. Seguramente mi hermana contaría otro tipo de historia acerca de este hombre que, para mí, fue tan esencial. Heredé (o aprendí) de él a preferir zapatos de buena calidad, en lugar de zapatos baratos que terminan lastimando; a dedicar horas a la lectura y a la ensoñación, aunque a veces hay que recortar esos tiempos; a llamarle a los amigos sólo porque sí, para ver cómo están. Sin duda, lo más importante que aprendí de él es que la vida dura demasiado poco para desperdiciarla en cosas que no nos gustan.

Lástima que no me duró mucho mi padre... o no me duró lo suficiente. Hace ya doce años que se fue y estuvo cerca de ocho años padeciendo de Alzheimer's (y "padeciendo" es la palabra más adecuada, porque estuvo consciente del deterioro hasta avanzada la enfermedad). Es decir, hace casi veinte años que lo empecé a perder y, sin embargo, sigue estando junto a mí y en mi memoria.

ʻoseh shalom bimromav
hu yaʻase shalom ʻalenu
v'ʻal kol  yisra'el, v'ʼimru amen

3 de marzo de 2012

De animales y monstruos...

Julia Pastrana en exhibición
Acaba de aparecer en España el libro De animales y monstruos, un volumen que contiene una serie de ensayos que formaron parte del seminario con el mismo nombre que tuvo lugar en MACBA (Museu d'Art Contemporani de Barcelona). Tras apenas haber leído la introducción a cargo de Xavier Antich, siento la necesidad de poner en palabras mis propios pensamientos al respecto de esta polifonía teórica, aunque quizá el término heteroglosia podría ser más adecuado en este caso.

Antich inicia su introducción estableciendo una genealogía de la alteridad, en donde animales y monstruos forman un contínuo pero también una figura liminal para el hombre. Desde Aristóteles, pasando por Cixous, Deleuze, Derrida y Foucault, "las nociones de monstruo y de animal han ocupado... el espacio del otro radical, exógeno o endógeno, frente al cual el humano... ha pretendido definirse", dice Antich (23).

La idea que me preocupa mayormente en este texto introductorio en la indefinición de los términos. Quizá demasiado acostumbrada a los discursos académicos norteamericanos, esperaría una clarificación de lo que es "monstruo". No es porque no sepa yo que viene del latín e implica una muestra, demostración, corporarización de lo Otro. Sin embargo, parecería que las fuentes a las que se refiere Antich no comparten una definición en particular. En algunos casos, lo monstruoso es la mixtura (de especies, de individuos, de sexos, de vida y muerte, de formas [21]). En otros, está asociado a lo bárbaro (17), es decir lo extranjero o lo no inteligible. Pero también es, como ya lo han dicho muchos, lo abyecto, lo que rechazamos de nosotros mismos.

No obstante, el recordatorio de la continuidad hombre-no hombre (sea animal o monstruo) es por demás valioso. Claro está que en cuanto escribo "no hombre" de inmediato pienso, animal :: monstruo :: mujer. Y esto me lleva a mencionar el ensayo contenido en este volumen escrito por Pilar Pedraza. Aunque estoy lejos de haber terminado de leer este ensayo, queda claro que Pedraza vincula la animalización de la mujer y la recuperación de la barba feminina. Por ello, la imagen de Isabel Pastrana, una mujer pilosa. En horabuena nos llega este volumen sobre monstruos.

Antich, Xavier, et. al. De animales y monstruos. Barcelona: MACBA, 2011.

29 de febrero de 2012

Tiempo, periodo, momento

Tiempo, sustantivo masculino. Del latín, tempus. Según la Real Academia Española, es la "duración de las cosas sujetas a mudanza" o la "magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Su unidad en el Sistema Internacional es el segundo". El tiempo, en otras palabras, es una convención para medir series de eventos. Por demás críptica idea que fascinó a Jorge Luis Borges, a Julio Verne y a muchos otros escritores.

En términos de nuestra finita y minúscula vida, es sólo un referente con dos manecillas. Lo que marca nuestro suceder cotidiano es ese movimiento constante que dividimos en segundos, minutos, horas, días, meses y años. Y así, controlamos o queremos controlar nuestro devenir. Dividimos nuestro de por sí convencional tiempo en periodos específicos: la primera infancia, la adolescencia, la madurez, la vejez. O en términos de escolaridad: la escuela primaria, la secundaria, la preparatoria, la licenciatura, el posgrado.

Es esta última periodización la que me mueve a escribir el día de hoy. Hace muchos años empecé un camino que, al principio, me llevó de la mano. Inicié la escuela primaria a los cinco años. No había duda que eso tenía que hacer. Y seguí la ruta trazada. El penúltimo año de la preparatoria tuve que decidir el área de concentración que tomaría. Esa fue la primera vez que tuve que abrir una puerta y cerrar otras. Y una cosa me fue llevando a otra...

Hasta hoy, que me queda clarísimo que esa ruta tiene un final y se está acercando. No, no me refiero a la muerte sino a la defensa de la tesis doctoral. En unos meses tendré ese documento terminado. Significa que nunca más seré alumna (porque no hay manera de que vuelva a iniciar este proceso, nunca más). Esto quiere decir que la periodización termina, para iniciar otro ciclo, el escalafón académico.

Así, llego a este momento preciso de mi vida. ¨"Momento, del latín, momentum. Porción de tiempo muy breve en relación con otra" dice la Real Academia. Pero también es una oportunidad u ocasión propicia. No sé propicia para qué, pero sólo queda vivirlo.

25 de febrero de 2012

La dieta académica

Sí, hablemos de peso. Hablemos hoy de cuánto pesa nuestro proceder académico. De cuánto nos pesa una carrera académica, o cuánto pesamos mientras estamos en este proceso. Pensemos en ello, qué cantidad de peso tenemos en nuestros hombros, en nuestro cuerpo, en nuestras mentes.

Es por demás lógico que estoy hablando de varios asuntos relacionados, cuando me refiero a peso. Por una parte tenemos el peso de ser académicos. ¿Qué significa esto? Me refiero a las responsabilidades que adquirimos no sólo con nuestros estudiantes, a los que vemos con frecuencia durante el curso y quizá menos cuando han dejado de ser alumnos en el aula, también me refiero a las obligaciones que tenemos ante la comunidad académica. Aunque pareciera una perogrullada, la manera en que ejercemos nuestra vida cotidiana (tanto dentro como fuera del salón de clases) tiene un importante peso en nuestra carrera académica.

En segundo lugar, me parece también una obviedad (sobre todo en el caso de quienes están en el proceso de doctorarse) que para llegar al punto de ser un académico uno debe soportar un enorme peso en los hombros. Aquí no me refiero a las obligaciones que tenemos con los demás, sino a la posibilidad de fallar ante nosotros mismos. En una institución universitaria como la mía, es prácticamente imposible reprobar un seminario siendo alumno de posgrado. Sin embargo, veo de manera cotidiana (y lo experimenté en carne propia, cuando aún tomaba seminarios) que la mayor presión es auto-ejercida.Claro que los profesores esperan que seamos buenos alumnos, pero muchas veces escuché a algún profesor decir que no hacía falta que nos presionáramos de esa forma.

Finalmente, lo más evidente. Muchos alumnos de posgrado aumentan de peso durante el proceso. Sí, esta vez me refiero al peso físico, a aumentar de talla, a mirar la balanza y pensar que algo malo está pasando. Subimos de peso no porque nuestro cerebro se ejercite y crezca, sino porque pasamos muchas horas sentados leyendo y escribiendo, tomando notas, haciendo ensayos, presentando en conferencias o en seminarios.

Entonces, la pregunta obvia sería ¿cuál es la dieta más adecuada para ser un buen académico? Mi experiencia me indica que lo mejor es un ambiente cálido y acogedor, en donde uno se sienta parte de un cuerpo colegiado, aceptado por los demás y aceptando a los que nos rodean. Si son alumnos, compañeros o profesores, da lo mismo. Todos requieren sentirse apreciados.

Otro elemento importante para una dieta académica sana es la colaboración. Ya he escrito al respecto antes. De nada sirve estar en una torre de marfil, pues la riqueza intelectual se desarrolla mucho mejor en el ejercicio de intercambio, en la discusión, en la inter-polinización. La soledad, como aprendiz o maestro en la academia, sólo lleva a una profunda tristeza. No podemos ser parte de nuestra sociedad si nos escondemos a la distancia.

Por último, no me queda más que recomendar un ejercicio sumamente productivo para quienes están en este camino. Hay que hacer lo que Einstein hacía con algunos amigos... salir a caminar con colegas siempre es saludable, por muchísimas razones.

14 de febrero de 2012

Liberando un poco de presión

Las mujeres somos particularmente sabias en algunos aspectos. Por ejemplo, sabemos que hablar de nuestros problemas no los resuelve pero ayuda a pensar en las soluciones o, por lo menos, dejar que los niveles de estrés bajen. En inglés le llaman "to vent". No me gusta la traducción literal del verbo, así que no llamo a esta acción "ventilar". Prefiero imaginar una olla de presión con la válvula sonando: ese sonido tan conocido en América Latina y desconocidísimo en los Estados Unidos (ya no usan ollas express, sino ollas de cocimiento lento), ese es el que imagino mientras escribo esta entrada en mi diario.


La verdad, no es que tenga muchísimo que hacer. Bueno, no más de lo normal. Sólo tengo que calificar exámenes parciales, tratar de avanzar en la revisión de mi primer capítulo, además de escribir una carta de recomendación para un ex-alumno. Eso es todo para hoy... y ni siquiera es que tenga que hacer todo eso ahora mismo.

No sé por qué me siento tan presionada. Imagino que será el cansancio acumulado, volver a comenzar a hacer ejercicio, enseñar una clase que no me emociona, qué sé yo. Quizá es que necesito unas vacaciones reales, en las que no haga nada... NADA... NADA. Claro, no me puedo imaginar tales vacaciones sino como un desastre espantoso, enloqueciendo de aburrimiento.

Bueno, ya está... ya lo dije. Ahora, a trabajar.