30 de septiembre de 2011

Temas sangrientos X

Esta será una nota breve, porque tengo que ponerme a trabajar un rato en la tesis doctoral. Sin embargo quería poner en "blanco y negro" una idea que me ha estado rondando últimamente. Después de ver Blade (1998) y Blade II (2002) me quedé pensando que cada vez es más notorio que el tema del vampiro se relaciona con el contagio. En un principio, digamos en Dracula para no perder la costumbre, Lucy Westenra y en particular Mina Harker se vuelven vampiros cuando Drácula les hace beber de su propia sangre en algo que se ha dado por llamar el "bautizo del vampiro". La condición vampírica de Drácula, de las tres mujeres en el castillo o de Lucy no son el resultado de una infección en el torrente sanguíneo como tal, aunque ya se dan las bases para pensar en ello. Dice Renfield en algún momento en la novela que la sangre es vida y que, por eso mismo, él alimenta a las arañas con moscas, etc. para formar así una cadena trófica en donde él es el depredador final. Pero esto no significa que Drácula infecte a sus víctimas a través de su sangre o su saliva.

Ya en la película The Hunger (1983) vemos que la doctora Sarah Roberts adquiere lo que llamaremos vampirismo cuando Miriam Blaylock le hace beber de su sangre. En esta escena Sarah y Miriam discuten al respecto, no hay duda de que es una forma de "infección" lo que está sucediéndole a Sarah. A diferencia de Lucy, Sarah no tiene que morir para volverse un vampiro; cuando la sangre de Miriam termina de fagocitar los eritrocitos de Sarah entonces deviene un vampiro. Sólo unos años después del descubrimiento del HIV, el vampiro empieza a ser transmisor de una infección, ser el foco del contagio.

Portada de Strange Tales: Blade #1, por Brian Hagan. Fuente: Marvel Comics.
 Blade no sigue este mismo patrón. Blade es un híbrido, un ser intersticial cuya identidad no está totalmente definida como vampiro pero tampoco como un ser humano "normal". Blade no es víctima de un contagio sino que genéticamente es un vampiro. Esta es la premisa más importante para la primer secuela de la película, dirigida por Guillermo del Toro. Blade es uno de los pocos seres que han nacido como vampiro, los demás son "conversos" por llamarlos de alguna manera. Pero Blade no quiere ser un vampiro y, de hecho, quiere acabar con todos los vampiros (como su propio padre, en un extraño remedo de Edipo que mata a su padre, aunque en este caso no es involuntariamente). Esta característica de vampiro nato es la que lo distingue y diferencia de muchos otros vampiros.

¿Podría deberse a que la película Blade está basada en un comic que apareció por primera vez en 1973? De hecho, ¿no podríamos considerar que Blade en cualquiera de sus versiones es parte del "blaxploitation" (movimiento surgido en los setentas en los Estados Unidos) y que es heredera de Blacula? Seguramente que sí. Entonces, me pregunto, ¿es Fledgling de Octavia Butler una forma de contestación a las historias de vampiros del "blaxploitation"? De estos asuntos habrá que tratar en otra entrada.

27 de septiembre de 2011

Cuando el agua sube...

hay que aprender a nadar. Y si no, de plano flotar.

 Supongo que parecería contraproducente estar escribiendo esta entrada en mi diario (que no ha sido últimamente muy diario que digamos), pero necesito empezar a reconectar el cerebro con los dedos antes de entrarle a todo lo que debo hacer. Así que comenzaré por hacer una "lista de pendientes" para el día de hoy.

  1. Primero que nada, tengo que tomar notas de dos libros respecto a la política internacional de Fernando de Aragón (y no, no estoy hablando de los Reyes Católicos, sino sólamente de Fernando). Esto es parte del marco histórico del tercer capítulo de mi tesis doctoral.
  2. Al terminar las notas, es importante que haga copias o PDFs de los mapas que tienen estos libros.
  3. Luego debería llevar estos dos libros de regreso a la biblioteca.
  4. Tendría que dedicarle unos minutos a imprimir el listado de empleos a los que pienso mandar mi solicitud.
  5. Eso me llevará a terminar de escribir mi filosofía personal sobre la enseñanza, para poder hacer mis solicitudes de empleo.
  6. Además, me encontraré con uno de los miembros de mi comité doctoral para preguntarle al respecto de las cartas de recomendación y un elemento que quiero incluir en mi curriculum.
  7. Finalmente, voy a ir al gimnasio o a caminar... y quiero ver la bio-luminiscencia en la costa...
y como iré a ver el mar (no como Alfonsina Storni),  es importante saber nadar o, por lo menos, flotar en casos de inundación.

21 de septiembre de 2011

Y de vuelta la burra al trigo...

o, lo que es lo mismo, el trimestre vuelve a comenzar.

Finalmente se termina el verano y comenzamos las clases de otoño en la universidad. Queridos lectores, juro que había deseado con toda el alma volver a comenzar porque es más simple tener una rutina cotidiana. Según yo, es más fácil mantenerse haciendo cosas cuando uno tiene que programarse. Claro, es más fácil cuando uno se lo imagina desde el otro lado de la barrera (como en los toros).

Como les consta a muchos de mis lectores y amigos, durante el verano terminé un capítulo de mi famosa tesis doctoral. Además, estuve trabajando en el siguiente capítulo, haciendo investigación para el marco histórico. Fui a la Biblioteca Nacional de México y a la Huntington Library a hacer investigación en fondos reservados. Incluso inicié este diario y dediqué parte del tiempo a ver amigos. Es decir, tuve un verano productivo.

Ahora, con el regreso a clases, me temo que no podré ser tan productiva como soñaba (y menos si me atacan los dolores de cabeza durante la mitad de la noche, porque ni soñar puedo). Pero sigue la mata dando... y yo trabajando. Para comenzar, he encontrado algo que les mostraré a mis alumnos en la introducción a la literatura peninsular (hablamos de la Península Ibérica). Voy a mostrarles las Cantiga 124: O que pola Virgen liexa (un enlace a la versión musical) y la imágen del manuscrito del Escorial. Esto me sirve para ir explicando la historia desde el año 711 hasta 1492... un  buen salto de acróbata.

Y sí, de vuelta a la escuela... pero ¡sin duda lo disfruto mucho!

19 de septiembre de 2011

Día de asueto necesario

A menudo me doy cuenta de que necesito detenerme un segundo y respirar hondo. Me queda claro que voy por la vida como si llevara prisa, como si la vida se terminara mañana. ¿No es eso el trasfondo del dictum "carpe diem"? Esto se lo habrá inventado un capitalista, de esos que también piensan que el tiempo es oro. Serán los ocho años de vivir en los Estados Unidos, será una predisposición previa, qué sé yo. El hecho es ese, no me tomo el tiempo para saborear lo que me ofrece la vida.

Por eso me tomo un día de asueto por semana. Ese día, no establecido en un calendario y nunca el mismo día de la semana, hago lo posible por no trabajar en cosas académicas. Hoy, por ejemplo, el día de asueto resultó ser domingo. Me levanté más o menos a la misma hora de siempre, tomé mi café matutino y leí los mensajes electrónicos recibidos (en todas las cuentas que tengo, que no son demasiadas). Lavé platos (que siempre hago en la mañana en lugar de por la noche) y tomé la decisión que era día de asueto. La pre-doctora desapareció y en su lugar llegó Madame Trapito.

Tengo que hacer aquí un paréntesis para explicarles eso de Madame Trapito, cuyo nombre es cuño absoluto de mi amiga Silvia, pero es un concepto que compartimos muchas mujeres. Conozco a varias mujeres que le llaman de otra manera. Madame Trapito es mi forma favorita de nombrar a la parte de mí que lleva a cabo la famosísima doble jornada, la invisible. Y no es que pase el trapo por los muebles, pero la idea queda bien explicada.

En fin, hoy fue mi día de asueto y, por lo mismo, no leí nada relacionado con la tesis doctoral, ni preparé mis materiales para la búsqueda laboral. Tampoco hay entrada sobre vampiros... pero ya volveré al tema muy pronto.

17 de septiembre de 2011

¿Pidiendo peras al peral?

La temporada de caza ha empezado: los tres listados con posiciones académicas están disponibles para todos los estudiantes doctorales que están a punto de terminar su disertación y para aquellos que ya terminaron pero que aún no habían conseguido un puesto. Las condiciones del mercado, como he comentado antes en otra entrada, no son las mejores. Por esto mismo hay quienes ya habían terminado su doctorado y mandado solicitudes de empleo a diversas instituciones pero no habían logrado ser contratados. ¿Qué es lo que sucede, por lo menos en los Estados Unidos?

En pocas palabras, el neoliberalismo ha llegado al límite y empieza la hecatombe. Las instituciones educativas (además de las instituciones de difusión cultural, entre otras) tienen que sostenerse a sí mismas porque el gobierno no considera prioritaria la educación superior (y tampoco la elemental, para qué hacerse ilusiones). El problema, como yo lo veo, es que las universidades están llenas de burócratas (empleados administrativos) que se hinchan como chinches o sanguijuelas con las enormes cantidades que los alumnos tienen que pagar como colegiaturas. Sin embargo, la planta lectiva (profesores y demás académicos) es cada vez menor y tiene mayor carga docente.

Los burócratas creen que la productividad en una universidad se mide en dólares, mientras que los idealistas como yo creemos que se mide a través del impacto generado en nuestros alumnos. Lo importante no es tener millones de alumnos en una sola aula, sino poder dar lugar a un diálogo que cambie en algo la percepción que esos alumnos tengan sobre el mundo (presente, pasado y futuro). Para tener acceso a esos miles de alumnos que requieren atención académica se requieren muchos profesores, no unos cuantos. Por ello el mercado laboral está contracturado.

Por otra parte, las instituciones académicas, que ahora están dirigidas por estos burócratas-sanguijuelas que no se llenan con nada, buscan quienes estén dispuestos a generar clases a distancia. Evidentemente los alumnos que quieren educación optarán por lo que se les ofrezca, pero en una clase a distancia se pierde algo esencial: el diálogo inmediato que se establece en un proceso de enseñanza-aprendizaje cara a cara. ¿Cómo puede enterarse un profesor que sus alumnos no están entendiendo lo que explica si no es a través de la expresión facial de quienes son los receptáculos no pasivos de esa información?

Esto me lleva al problema central, creo yo. Los administradores-chinches de las universidades esperan que nuestros alumnos sean receptáculos pasivos. ¿Acaso se aprende de manera pasiva? ¿Acaso no leyeron Paulo Freire? No, desde luego que no lo leyeron. La situación sería muy otra si hubiera sucedido. En fin, basta de diatriba académica. De todas formas no tengo escapatoria si quiero seguir haciendo investigación y compartiendo con mis alumnos (presentes y futuros) las cosas que más me interesan en la vida: la vida misma.

14 de septiembre de 2011

Temas sangrientos IX

Después de unos días de "vacaciones" del diario (debidos a introspecciones necesarias y trabajo académico), vuelvo con el tema de los vampiros. Quisiera seguir con la idea de los espejos y por qué los vampiros se ven (o no) en ellos. Decía yo en la entrada anterior que "Octavia Butler, en su última novela llamada Fledgling, pone a su protagonista frente a un espejo y la vampiro es no sólo capaz de verse, su imagen le hace entender muy rápidamente que su identidad está asociada a otros elementos sociales". Esta novela, dividida en 29 capítulos y un epílogo, escrita en primera persona relata los recuerdos de una joven a quien su "salvador" le llama Renee. Muy rápidamente en la novela sabemos que Renee es una vampiro y, como dice Wright (su salvador), "you're way too young" (18).

La escena que me interesa tiene lugar en el tercer capítulo, en que Wright le explica a Renee todo lo que sabe sobre vampiros (conocimiento muy parecido a lo mencionado en esta entrada anterior). Los vampiros son inmortales, son muertos vivientes, se pueden matar con estacas de madera, beben sangre, no tienen reflejo en el espejo, se pueden transformar en murciélagos o lobos y pueden volver vampiro a su víctima. Pero Wright decide llevar a Renee al baño en su departamento y, frente al espejo que devuelve la imagen de dos personas, se siente mucho más cómodo.

¿Qué es lo que ve Renee (en realidad llamada Shori) en el espejo? Una realidad racial particular, "I was a lean, sharp-faced, large-eyed, brown-skinned person" (Butler). Las características físicas de Shori, su piel morena en particular, es un símbolo de una raza que debido a la historia de los Estados Unidos refiere a la esclavitud. Shori es uno de los casos de vampiros de raza no caucásica en la literatura y el cine.* No obstante, la narradora no se percata de que sus facciones y el color de la piel son códigos raciales. Sin detenerse en estos detalles, sigue mirándose y piensa en la edad que aparenta tener (diez u once años), la forma y el tamaño de sus dientes (que compara con los Wright, encontrando que hay una diferencia). Shori está evaluando su apariencia, éste es un proceso de (re)conocimiento. Lo que descubre en la imagen (reflejada) es desconocido para ella, no tiene un sentido específico.

Shori, a diferencia de Drácula, puede verse en el espejo. Es posible que se deba a que la joven es  algo parecido a un clon (perdón por estropearles la lectura de esta maravillosa novela). Junto con su hermano, Shori es un experimento genético con el ADN de una mujer negra para mejorar la raza, evitando el efecto del sol en la joven. Shori y los de su raza, los Ina, son criaturas similares a los humanos aunque más delgados, altos y pálidos. Los Ina son longevos y se alimentan de sangre, no pueden soportar la luz solar y duermen durante el día. Shori no duerme durante el día, aunque se alimenta de sangre.

Este es uno de los ejemplos en que el "vampiro" tiene reflejo en el espejo. Seguramente hay otros textos que también mencionan algo parecido, ya veremos.

Una nota para terminar. Al igual que muchísimas otras narrativas cuyos personajes son vampiros, la autora hace una reflexión al respecto del "otro". En este caso, el "otro" no es alguien con quien no compartimos una creencia religiosa (como es el caso del Imperio Otomano), tiene costumbres diferentes (como en "The Fate of Madame Cabanel") o viene de otro momento histórico (como en Drácula o "The Mystery of the Campgana"). Aquí, el otro es una raza paralela que convive con nosotros, que nos utiliza como ganado y nos mantiene en zonas cerradas, como hicieron antes los blancos con los esclavos africanos.



*En el cine existen muchos más ejemplos de vampiros de piel negra (africanos, afroamericanos, etc.). Algunos ejemplos son Blacula (1972), Blade (1998) y sus secuelas, y Underworld (2005).

10 de septiembre de 2011

Temas sangrientos VIII

A solicitud de algunos de mis lectores, creo que es momento de hablar de los espejos. Mejor dicho, no los espejos en sí sino el reflejo en el espejo. Debido a la caracterización que hiciera Bram Stoker de su famosísimo Drácula, el vampiro pareciera no tener reflejo en el espejo. Sin embargo, si presentamos atención a la tradición literaria del vampiro, esto no sucede en la mayoría de los casos. Acompáñenme hoy en un rápido recorrido a la historia de la literatura del vampiro como tal (es decir, que lleva ese nombre).

Ya me mencionado anteriormente tres relatos escritos por mujeres que tratan sobre vampiros: "Good Lady Ducayne" de Mary E. Braddon, "The Mystery of the Campagna" de Anne Crawford von Rebe y "The Fate of Madame Cabanel" de Eliza Lynn Linton. En ninguno de estos tres relatos aparece ninguna referencia a la falta de reflejo del vampiro. Desde luego, Lady Ducayne no es considerada un vampiro por ninguno de los personajes de ese relato y ni siquiera la autora utiliza dicho término. Por otra parte, Vespertilia en el relato de Crawford no se aleja de su cripta, por lo que difícilmente podría encontrarse con un espejo. Finalmente, como ha quedado explícito, a través de su narración Eliza Lynn Linton está advirtiendo a sus lectoras lo que les puede pasar si viajan al continente. En la realidad narrativa no hay ningún vampiro, es sólo lo que imaginan los burdos campesinos franceses.

"Carmilla" (1872) de Joseph Sheridan Le Fanu tampoco menciona espejos y la falta del reflejo de la vampiro.* Ni "Christabel" (1816) de Samuel T. Coleridge ni "The Vampyre" (1819) de John W. Polidori contienen tal imagen. Es decir, Dracula es la primer narración de este tipo en donde el vampiro no tiene reflejo. Estamos casi a fines del siglo XIX y todavía no se ha desarrollado la teoría de la "estadio del espejo" (planteada por Jacques Lacan y que aparece en sus Escritos vol. 2). El problema de la reflexión especular lleva a dominios casi filosóficos que requieren mayor detalle que el pertinente en una entrada de mi diario. Pero puedo ofrecer algunas ideas que tengo al respecto:

Se puede pensar que la falta del reflejo es debida a que el vampiro ya no tiene "alma", es un muerto viviente o un "reviviente" (del francés revenant). Pero lo que aparece en el espejo no es el alma de la persona sino su cuerpo y eso no le falta al vampiro. Por decirlo de alguna manera, un vampiro es un cuerpo que se mantiene en "vida" gracias al elíxir milagroso que es la sangre (aquello que da vida). Ese cuerpo debería no sólo producir sombra sino también tener un reflejo.

Una posiblidad es que esta característica que sólo aparece a partir de Dracula se deba a una persistencia del "reviviente" como fantasma.Como mencionaba en mi nota anterior, estos son seres que se regresan de la muerte porque tienen cuentas pendientes o eran enormemente pendencieros durante su vida (y no cumplieron con los ritos religiosos adecuados antes de morir). Si el vampiro de Stoker pertenece a dicha genealogía, no tiene realmente un cuerpo y, por lo mismo, no tiene imagen en el espejo.

La otra posibilidad es que una forma de saber si una persona realmente ha fallecido es poner un espejo cerca de la nariz o de la boca. Si aún está viva la persona, entonces produce vaho. Un vampiro, como es un muerto viviente, no produce vaho. Es decir que ante el espejo no genera la prueba de vida. Es posible que Bram Stoker haya extrapolado esta idea para llegar a la falta de reflejo. En el segundo capítulo de Dracula, Jonathan Harker escribe "in none of the rooms is there a mirror. There is not even a toilet glass on my table, and I had to get the little shaving glass from my bag before I could either shave or brush my hair". Más adelante Jonathan se sorprende cuando Drácula llega a su habitación mientras se rasura frente al espejo y él no lo puede ver a través de él. ¿Podría haber otra explicación?

El hecho es que Octavia Butler, en su última novela llamada Fledgling, pone a su protagonista frente a un espejo y la vampiro es no sólo capaz de verse, su imagen le hace entender muy rápidamente que su identidad está asociada a otros elementos sociales. Pero, prefiero hablar de esta vampiro en otra entrada.

8 de septiembre de 2011

La academia en tiempos del cólera

No, no estoy citando a un conocido escritor latinoamericano. No quiero referirme al amor y esas cosas. Estoy hablando del cólera... o ¿será la cólera? Para mis lectores no conscientes de la diferencia, déjenme contarles que según el Diccionario de la lengua española (DRAE) la cólera significa "ira, enojo, enfado". Sin embargo, cuando el sustantivo es masculino es una "enfermedad epidémica aguda de origen bacteriano, caracterizada por vómitos repetidos y diarrea severa". Hecha esta aclaración, creo que debería quizá renombrar esta entrada: "La academia en tiempos de la cólera".

La academia originalmente era una "escuela filosófica fundada por Platón, cuyas doctrinas se modificaron en el transcurso del tiempo, dando origen a las denominaciones de antigua, segunda y nueva academia" (DRAE). Hoy en día es un "establecimiento docente, público o privado, de carácter profesional, artístico, técnico, o simplemente práctico" (DRAE) pero también implica que este cuerpo de docencia tiene un carácter autoritativo. Los académicos son aquellos que se consideran a sí mismos y son considerados por otros autoridad sobre una materia específica. Lo que es una lástima es que los empleados administrativos, contratados por estos cuerpos docentes para hacer funcionar un establecimiento de enseñanza-aprendizaje, han tomado las riendas del asunto.
Le Collège de Sorbonne en 1550 (imagen realizada cerca de 1850) © Musée national de l'Éducation - CNDP

No lamento que los académicos o docentes, elige lector la palabra que más te convenga o acomode, hayan perdido cierta parte de su autoridad. De hecho, creo que tengo conflictos con las figuras de autoridad que no son capaces de bajarse del pedestal e intercambiar su lugar con otros. Lo que lamento es que los administradores crean que saben qué es mejor para la educación. Así, en este momento en donde la liberalización del mercado ha llevado a una crisis de valores (además de económica), ya no importa proporcionar una educación a nuestros jóvenes sino amasar grandes sumas de dinero a través de las "universidades". Estas instituciones, que en algún momento fueron creadas por los mismo estudiantes alrededor de algunos profesores, se han vuelto una máquina perpetuadora de obreros de baja capacidad intelectual.

Y sí, algunos todavía creemos que enseñar y aprender es una necesidad, no un lujo. Por eso la ira, el enojo, el enfado. Llevo tantos años en este proceso de aprender y enseñar que no quiero ni pensarlo. Además, justamente ahora tengo que entrar al mercado laboral y mostrar que estoy dispuesta a formar cientos de mentes pequeñas, en lugar de jugárnosla todos por llegar más allá.

No, no me interesa ser considerada una autoridad en ninguna materia. Eso no importa. Lo que realmente me preocupa es poder mostrarle a unos cuantos que sí podemos alcanzar a entender más de lo que imaginamos.

5 de septiembre de 2011

Mercadotecnia académica

A todos nos llega el momento en que tenemos que vendernos al mejor postor. Sí, suena horrible. Es horrible. Pero todo el mundo tiene que buscar trabajo, actividad particularmente horrible en una economía contrahecha como la actual (particularmente en los Estados Unidos, en donde las ciencias humanas y sociales son vistas con despecho a pesar de que la mayor parte de la información sobre qué significa ser humano y la formación necesaria en este mundo moderno proviene de estas áreas).

A mí me está llegando el momento en que tengo que preparar todos los materiales necesarios para solicitar empleo: cartas de recomendación, curriculum vitae, cartas de presentación, muestras de mi trabajo escrito, mi filosofía educativa y pedagógica, etc. Algunos empleos están abiertos ahora y es en este momento en que prepararé todo lo necesario.

Creo que una de las tareas más complicadas (y quizá también más desagradables) es pensar cómo vendernos a nosotros mismos cuando hay pocos puestos y muchas personas buscando ocuparlos. Hay que pensar con cuidado qué tenemos de especial, qué nos hace mejores o más adecuados para un puesto en una universidad. Es más, tenemos que preguntarnos si enseñar en una universidad es lo que queremos, si deseamos hacer investigación o sólo enseñanza.

He intentado no pensar en estos temas de manera abierta y dedicarme, más bien, a escribir mi tesis doctoral. Inconscientemente, me aterra la posibilidad de competir por los pocos huesitos que las instituciones educativas nos tiran a los recién egresados o los que estamos por concluir nuestra formación académica. Conscientemente me irrita la situación y he buscado alternativas fallidas, actuar como avestruz no me llevará a nada, pero por lo menos no tengo que angustiarme todos los días.

Llegó el día menos esperado, en todos los sentidos de la frase. No esperaba, ni deseaba esperar este día. Ha llegado y tendré que entrarle. Deséenme suerte.

1 de septiembre de 2011

Temas sangrientos VII

Los vampiros son los personajes literarios que han gozado de mayor popularidad en los últimos tiempos, aunque han ocupado la imaginación de hombres y mujeres por muchísimos siglos. Sin embargo tendríamos que definir con cuidado a qué nos referimos cuando hablamos de vampiros. Seguramente la respuesta sería diferente si le preguntáramos a un habitante de la Grecia antigua, un anglosajón del siglo IV, un vienés del siglo XVII y una jovencita del siglo XXI. Es más, probablemente el término "vampiro" no sería el usado por todos ellos.

Una de las condiciones que consideramos característica esencial del vampiro en la actualidad es el hecho que beba sangre. Desde la antigüedad encontramos algunos casos de personajes imaginarios que beben sangre, pero no por ello son vampiros. Por ejemplo, Dom Agustín Calmet menciona en su Dissertations sur les revenans et vampires de Hongrie, de Boheme, de Moravie & de Silesie (1746) que en la antigüedad no se hablaba de vampiros (y con mucha razón). Había quienes bebían sangre con fines mágicos, pero no se ven casos de "revivientes" que beben sangre (Calmet 250).

Durante la Edad Media existen casos de "revivientes" mencionados en múltiples manuscritos. Estos casos están relacionados con almas en pena que requieren misas y otros servicios religiosos para poder finalmente descansar en paz. Jason Nolan, en un trabajo leído en la Tercera Conferencia Mundial sobre Dracula en 2003,  dice que en los escritos de Walter Map, De Nugis CurialiumNimiedades de los cortesanos, y William de Newburgh, Historia Rerum Anglicarum o Historia de los asuntos ingleses, ambos textos del siglo XII, aparecen historias que pueden considerarse de vampiros, "though there are some issues as to how well they conform to modern definitions and tastes [aunque su conformidad con las definiciones y los gustos modernos es dudosa]" (2). El capítulo 22 del libro V de William, por ejemplo, no menciona jamás que el "reviviente" beba la sangre de nadie. De hecho, menciona que empieza a "wander abroad in daylight... but visible only to a few [andar a la luz del día... aunque sólo visible para unos cuantos]".

Por su parte, Jean-Claude Schmitt presenta una serie de ejemplos de "revivientes" en Ghosts in the Middle Ages: The Living and the Dead in Medieval Society (traducción al inglés de Les revenants: les vivants et les morts dans la société médiévale). No obstante ninguno de estos casos son vampiros. Es decir, una condición (volver a la vida después de muerto) no implica la otra (beber o alimentarse de sangre).

En la actualidad, por lo menos, los muertos que vuelven a la vida también se llaman zombies; aunque este nombre se aplicaba hasta hace relativamente poco a hombres y mujeres que carecían de voluntad propia debido al poder mental o material sobre ellos. Pero un vampiro, especialmente después de las incursiones de Bram Stoker en el tema como mencioné antes, se caracteriza por únicamente alimentarse de sangre, su incapacidad de salir al rayo del sol y su mutabilidad.

¿Cómo definirías a un vampiro tú, lector?