8 de octubre de 2011

Temas sangrientos y peludos I

Hace tiempo que he estado pensando en escribir una entrada sobre la relación entre vampiros y otros seres monstruosos que sufren transformaciones. La primera vez que pensé en ello estaba escribiendo al respecto de las características especiales que tiene Drácula en la novela epónima. Una de estas características es la transformación del vampiro en perro o lobo. Pero las transformaciones en animales no son específicas de los vampiros, siendo Dracula de Bram Stoker prácticamente el único caso.
Lycaon. Grabado de Hendrik Goltzius (1558-1617) para las Metamorfosis de Ovidio.
Remontémonos nuevamente al texto de Dom Agustin Calmet que mencioné en una entrada anterior. Hacia el final del texto Calmet menciona que en la Antigüedad había pueblos que creían que las almas volvían a cuerpos humanos o animales. También en la antigua Grecia se mencionan otras transformaciones, como las de Zeus en todo tipo de animales para seducir a las mujeres sin que Hera (su mujer) se entere. También en las Metamorfosis de Ovidio aparecen menciones de hombres que se vuelven lobos. Pero durante la Edad Media hay muchos relatos sobre estas transformaciones. Estas transformaciones, sobre todo aquellas relacionadas con cuerpos animales reanimados, son adjudicadas a demonios en el texto de Calmet.

Pero con frecuencia la transformación de un hombre en lobo se asocia a enfermedades (mentales y físicas). Tenemos casos en la literatura de hombres que debido a un enorme dolor emocional se vuelven lobos (u otras fieras) de manera temporal, o cambian de aspecto debido a alguna forma de magia. Ejemplo de ello son Melion (en el ciclo artúrico) y el hombre lobo en Guillaume de Palerne. Además, en las Islas Británicas encontramos otras menciones de hombres que se transforman en lobos. Geraldo de Gales (Giraldus Cambrensis) cuenta, en su Historia y topografía de Irlanda que en una zona de Irlanda había un pueblo que había sufrido una maldición. Según esta, un hombre y una mujer de este pueblo tendrían que pasar siete años en forma de lobo. Evidentemente, este relato tiene un trasfondo político porque en Inglaterra ya no existían lobos desde hacía años (fueron erradicados al parecer durante el periodo anglosajón, según Sabine Baring-Gould) e Irlanda era considerada como un área atrasada y, por lo mismo, merecedora de ser colonizada por los ingleses.

El clérigo y el hombre lobo  en Historia et Topographia Hibernica. London, Royal MS 13 B.viii, fol. 17v (c) British Library.
Sin embargo, estas transformaciones no tienen nada que ver con muertos vivientes, ni alimentación a base de sangre. En ocasiones aparecer como lobo también implica llevar piel de lobo, como si fuese un disfraz. Pero eso deberá ser materia de otra nota, que volverá a mencionar el texto de Guillaume de Palerne, pero dejemos eso para otro momento.

No hay comentarios: