13 de octubre de 2011

¿En dónde se esconde el conde?

bajo la mesa...
y ¿qué come?
milanesa...

Este es un recuerdo privado, casi íntimo de mi padre tratando de que yo terminara de comer la milanesa que estaba en mi plato. ¿Por qué no comía yo entonces? No sé, por cualquier cantidad de razones válidas o no, pero mi padre intentaba hacerme comer un bocado cada vez que decía eso de "milanesa..."

También recuerdo haber visto "Las amargas lágrimas de Petra von Kant" (1972, Dir. Rainer Werner Fassbinder) con él en el Goethe Institut cuando yo tendría 15 o 16 años. Y en ese mismo baúl de recuerdos encuentro imágenes de mi padre y yo en la librería El Ágora, comprando libros (muchos libros, pues es tradición en mi familia ahorrar en muchas cosas, pero no en libros)... o charlando con Alfredo Taine, que era dueño de la librería.

Algunas veces lo acompañé a mi papá cuando iba a tocar un "palomazo" con el Cuarteto Mexicano de Jazz. Creo que mi recuerdo más vivo es a finales de 1984, que tocaron en el restaurant Cluny, particularmente St. James Infirmary como la tocaron esa vez. Las lágrimas rodaban por mis mejillas, no sé por qué, pero esa pieza me tocó el alma... para siempre.

Mi padre y mi abuelo Simón, enero de 1945.
Hoy otra vez corren mis lágrimas porque, no importa cuántos años pasen, yo extraño mucho a mi padre. Lo que no daría yo por tener dos horas a su lado y contarle las cosas que han pasado en estos doce años (justo ayer), las decisiones que tomé y las que evité tomar, platicarle qué películas he visto recientemente o cuáles libros están en mi lista para leer cuando termine la tesis doctoral.

Por lo menos, la condesa no se esconde... y recuerda muchas cosas.

1 comentario:

Roberto dijo...

That's very touching. May those beautiful memories nourish your soul for years to come.