14 de septiembre de 2011

Temas sangrientos IX

Después de unos días de "vacaciones" del diario (debidos a introspecciones necesarias y trabajo académico), vuelvo con el tema de los vampiros. Quisiera seguir con la idea de los espejos y por qué los vampiros se ven (o no) en ellos. Decía yo en la entrada anterior que "Octavia Butler, en su última novela llamada Fledgling, pone a su protagonista frente a un espejo y la vampiro es no sólo capaz de verse, su imagen le hace entender muy rápidamente que su identidad está asociada a otros elementos sociales". Esta novela, dividida en 29 capítulos y un epílogo, escrita en primera persona relata los recuerdos de una joven a quien su "salvador" le llama Renee. Muy rápidamente en la novela sabemos que Renee es una vampiro y, como dice Wright (su salvador), "you're way too young" (18).

La escena que me interesa tiene lugar en el tercer capítulo, en que Wright le explica a Renee todo lo que sabe sobre vampiros (conocimiento muy parecido a lo mencionado en esta entrada anterior). Los vampiros son inmortales, son muertos vivientes, se pueden matar con estacas de madera, beben sangre, no tienen reflejo en el espejo, se pueden transformar en murciélagos o lobos y pueden volver vampiro a su víctima. Pero Wright decide llevar a Renee al baño en su departamento y, frente al espejo que devuelve la imagen de dos personas, se siente mucho más cómodo.

¿Qué es lo que ve Renee (en realidad llamada Shori) en el espejo? Una realidad racial particular, "I was a lean, sharp-faced, large-eyed, brown-skinned person" (Butler). Las características físicas de Shori, su piel morena en particular, es un símbolo de una raza que debido a la historia de los Estados Unidos refiere a la esclavitud. Shori es uno de los casos de vampiros de raza no caucásica en la literatura y el cine.* No obstante, la narradora no se percata de que sus facciones y el color de la piel son códigos raciales. Sin detenerse en estos detalles, sigue mirándose y piensa en la edad que aparenta tener (diez u once años), la forma y el tamaño de sus dientes (que compara con los Wright, encontrando que hay una diferencia). Shori está evaluando su apariencia, éste es un proceso de (re)conocimiento. Lo que descubre en la imagen (reflejada) es desconocido para ella, no tiene un sentido específico.

Shori, a diferencia de Drácula, puede verse en el espejo. Es posible que se deba a que la joven es  algo parecido a un clon (perdón por estropearles la lectura de esta maravillosa novela). Junto con su hermano, Shori es un experimento genético con el ADN de una mujer negra para mejorar la raza, evitando el efecto del sol en la joven. Shori y los de su raza, los Ina, son criaturas similares a los humanos aunque más delgados, altos y pálidos. Los Ina son longevos y se alimentan de sangre, no pueden soportar la luz solar y duermen durante el día. Shori no duerme durante el día, aunque se alimenta de sangre.

Este es uno de los ejemplos en que el "vampiro" tiene reflejo en el espejo. Seguramente hay otros textos que también mencionan algo parecido, ya veremos.

Una nota para terminar. Al igual que muchísimas otras narrativas cuyos personajes son vampiros, la autora hace una reflexión al respecto del "otro". En este caso, el "otro" no es alguien con quien no compartimos una creencia religiosa (como es el caso del Imperio Otomano), tiene costumbres diferentes (como en "The Fate of Madame Cabanel") o viene de otro momento histórico (como en Drácula o "The Mystery of the Campgana"). Aquí, el otro es una raza paralela que convive con nosotros, que nos utiliza como ganado y nos mantiene en zonas cerradas, como hicieron antes los blancos con los esclavos africanos.



*En el cine existen muchos más ejemplos de vampiros de piel negra (africanos, afroamericanos, etc.). Algunos ejemplos son Blacula (1972), Blade (1998) y sus secuelas, y Underworld (2005).

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